Todas aquellas personas que requieren el uso de animales de servicio, como los perros, tienen el derecho de viajar, vía aérea, con ellos de forma legal, gratuitamente y sin dificultades.
Así lo establece la Ley de Estadounidenses con Discapacidades que reconoce como de servicio a los perros guías, entrenados para tirar de sillas de ruedas o ayudar a personas con problemas de audición, movilidad y de apoyo emocional a los que acompañan a enfermos mentales y ancianos.
Pero, ¿Cómo hacerlo?
En el aeropuerto
El personal de seguridad del aeropuerto debe tener claro que el animal no viaja como una mascota, esto se comprueba a través de documentación específica como un certificado de servicio o una carta de un profesional de salud mental con licencia.
La Administración de Seguridad del Transporte de Estados Unidos (TSA por sus siglas en inglés) dice que el perro de servicio está obligado a pasar por el mismo proceso de revisión que todos los pasajeros.
Así mismo, el perro no deberá separarse de su dueño, pero si el detector de metales se activa a su paso, ambos deben pasar por una revisión extra.
El oficial deberá pedir permiso para interactuar con el animal de servicio, mismo que debe estar bajo control todo el tiempo.
Las aerolíneas tienen prohibido cobrar por el transporte a estos perros y a los conocidos como de apoyo emocional.
Dentro del avión
De acuerdo con el Servicio de Registro de Perros de América, la forma de viajar con estos animales depende de las aerolíneas elegidas, no obstante existen reglas universales que aplican para todas ellas:
Por lo general, no se permite el acceso a especies como erizos, hurones, insectos, roedores, serpientes, arañas, aves o reptiles, ni a animales sucios y con mal olor.
Empresas como American Airlines pide que los usuarios registren previamente a su animal de servicio para que puedan organizar los asientos.
Otras como Alaska Air permiten facturar una perrera de forma gratuita.
Mientras que todas exigen un distintivo que aclare la labor del perro, un arnés, collar o chaleco.