La Universidad de Hofstra, en Nueva York, fue la sede del primer debate presidencial en Estados Unidos, un evento histórico, entre otras por ser la primera vez que una mujer es uno de los contendientes, la demócrata Hillary Clinton, y por el otro lado uno de los candidatos más controversiales en la historia política del país, el republicano Donald Trump.
El debate estuvo dividido en seis segmentos de aproximadamente 15 minutos cada uno.
Después de cada pregunta los candidatos tuvieron 2 minutos para contestar y 2 minutos para responderle al otro.
Desde su primera intervención Trump tuvo palabras para México a quien acusó de llevarse los trabajos de los estadounidenses, poniendo como ejemplo una planta de aire acondicionado y a la compañía Ford que llevará una línea de producción de autos a este país.
Clinton mantuvo el control de la conversación, haciendo gala de su experiencia en estos terrenos, mientras que para Trump era la primera vez que debatía 1 a 1 y no en grupo como ocurrió en la elección primaria.
Trump prometió que mostraría su declaración de impuestos si Clinton mostraba los miles de emails borrados de su servidor privado, lo que ganó el vitoreo de sus simpatizantes.
Pero Clinton tiró sus ganchos y afirmó que Trump no mostraba sus declaraciones de impuestos pues tal vez no era tan rico como dice ser o bien porque no había pagado impuestos federales.
Trump se veía incomodo, mientras Clinton hablaba le costaba mantener la compostura y continuamente interrumpía el turno de la demócrata.
El dominio de los temas de la agenda presidencial lo tuvo Clinton, mientras que Trump hablaba de generalidades y recurriendo a la explotación del “enojo” de los estadounidenses y hablando de “los grandiosos planes” que tiene para el país.
Para concluir el debate, Clinton le recordó a Trump la forma en que este se ha expresado de las mujeres, y mencionó a la ex Miss Universo Alicia Machado, a quien Trump llamó alguna vez “Miss Piggy” y “Señorita Empleada Doméstica” porque subió de peso cuando era reina de belleza del certamen del magnate, evidenciando una vez más su temperamento inestable para ser presidente de Estados Unidos.
A la salida del evento Trump habló con reporteros y entre otras cosas dijo que le habían dado un micrófono malo y que eso le había causado serios problemas durante el debate.
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