Toda la carrera de Kylian Mbappé discurre sobre un trampolín. Como si, convencido de su destino estelar, el futbolista, ya confirmado como jugador del Real Madrid, utilizara cada paso que da para dar un salto que le conduzca a la cima, donde cree que tiene su lugar.
Así ha ido superando etapas. El Mónaco para la formación, el PSG como la consagración profesional y, ahora, buscará en el Real Madrid, un club que siempre ha llevado en el corazón, para cimentar su ruta para convertirse en el mejor de todos los tiempos.
Hasta ahora, el jugador cuya carrera a menudo se compara con la de Pelé, ha ido cumpliendo los objetivos, dejando en cada paso la huella con la que ha cobrado impulso.
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De sus siete años en el PSG se marcha con la mochila llena de récords y trofeos y con una mácula que espera superar en Madrid: el no haber ganado la Liga de Campeones.
Nacido en París el 20 de diciembre de 1998 en el seno de una familia acomodada de Bondy, en las afueras de la capital, desde niño ha estado programado para el éxito y a conseguirlo consagra todos sus actos.
Y los de su familia. De su madre, exjugadora de balonmano de origen argelino, que se hizo con las riendas de su carrera; y su padre, nacido en Camerún, dirigente de un centro deportivo de jóvenes en su ciudad natal.
Superdotado en la escuela aunque con un comportamiento revoltoso, Mbappé pasaba ya los fines de semana en equipo de su pueblo, seguro de que en el balón estaba su gloria.
El talento le desbordaba y en 2011 fue seleccionado para entrenarse en el centro de formación de la Federación Francesa de Fútbol en Clairefontaine.
Es ahí, bajo la atenta mirada de ojeadores de medio mundo, donde su destino cobra otra dimensión. Sus actuaciones, muy superiores a los de sus compañeros de generación, hacen que su nombre figure en las libretas de los grandes clubes del continente.
Zinedine Zidane, que entonces trabajaba en la dirección deportiva del Madrid, le invitó a la capital española, donde ya se hacían ilusiones sobre la oportunidad de hacerse con la promesa.
Pero finalmente optó por el Mónaco, para evitar un salto demasiado grande. Con solo 13 años hace sus maletas con destino al Principado, que en su mente figura ya como un primer trampolín.
Su progresión fue tal que jugaba con los sub-17 del club, antes de pasar a los sub-19 y, a un mes de cumplir los 18 años, integrar el banquillo del primer equipo, y firmar su primer contrato profesional.
"Mi vida comienza hoy", aseguró el día de noviembre de 2015 en el que el entrenador Leandro Jardim le convocó para sentarse en el banquillo. Su vida no se limitó a calentar un asiento.
Convertido en el futbolista más joven que debutaba en primera división con el Mónaco, goleador más precoz de la historia del club, Mbappé aprovechó cada minuto que le dieron, a la sombra del colombiano Radamel Falcao, y acabó el año con 26 goles, seis de ellos en Liga de Campeones.
En el torneo europeo contribuyó a eliminar al Manchester City de Pep Guardiola y donde en semifinales contra la Juventus de Turín, se convirtió en el goleador más joven de la historia, aunque no sirvió para superar esa fase.
Con su primer trofeo logrado, la liga francesa de aquella temporada arrebatada al todopoderoso PSG, su nombre regresó a la primera plana. El trampolín monegasco había dado resultados y ahora necesitaba un nuevo reto.
De nuevo estuvo a punto de fichar por el Madrid, pero una vez más prefirió cobrar impulso antes de llegar a su club soñado. El PSG desembolsó 180 millones de euros, una cifra histórica que quedó algo ensombrecida por los 222 millones que el mismo club pagó al Barcelona por hacerse con Neymar.
Poco a poco, Mbappé fue sacando la cabeza por encima de la constelación del equipo de su ciudad natal, con un objetivo claro: dejar una huella en la historia del club antes de lanzarse a otra pirueta.
Lo primero lo logró con creces. En siete años, sumó otras seis ligas, fue el máximo goleador del campeonato en seis ocasiones y se convirtió en el mejor artillero parisino de todos los tiempos con 256 tantos, 56 más que el uruguayo Edinson Cavani.
En la capital, donde conquistó 14 títulos, se marchó sin el más soñado, la Liga de Campeones, aunque también dejó alguna gesta, como la de convertirse en el futbolista más joven en alcanzar los 40 goles en esa competición, desplazando a Messi.
Tras una sorprendente renovación con el PSG en 2022, cuando estuvo a punto de fichar por el Real Madrid, Mbappé ha dejado finalmente el club parisino al final de una temporada tormentosa marcada por sus diferencias con el presidente, Nasser al Khelaifi.
En paralelo, Mbappé se convirtió en la estrella de la selección francesa, con la que en 2018, con 19 años, se proclamó campeón del mundo.
Se trata de una estela que siguió cuatro años más tarde en Catar, donde su concurso fue vital para que Francia alcanzara la final, en la que marcó tres goles, que no fueron suficientes para derrotar a Argentina, que se impuso en los penaltis.
Elevado a la categoría de capitán, que pone de manifiesto su importancia en el equipo, Mbappé tiene ya 46 goles y toda una carrera por delante para superar los 57 de Olivier Giroud, máximo goleador de la historia de Francia, que se retirará de la selección tras la Eurocopa.