El exjugador estelar de los Lakers de Los Ángeles, Kobe Bryant, de 41 años, que murió la mañana del 26 de enero cuando el helicóptero en el que viajaba, junto con otras ocho personas, incluida su hija Gianna, de 13 años, se estrelló, entró a formar parte de la lista negra de deportistas que también fallecieron en accidentes aéreos.
El primero de mayor transcendencia dentro del deporte profesional de Estados Unidos y del mundo fue cuando el monarca de los pesos pesados Rocky Marciano (45 años) murió el 31 de agosto de 1969, mientras el avión en el que se trasladaba se estrelló contra un árbol a dos millas de aterrizar en Des Moines (Iowa).
Marciano se había retirado en 1956 sin conocer la derrota al establecer marca de 49-0.
Luego llegaría la muerte de Thurman Munson (32 años), receptor de los Yanquis de Nueva York, que se dio el 2 de agosto de 1979 cuando su avión se estrelló mientras practicaba despegues y aterrizajes.
Munson fue nombrado Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Americana en 1976 y pelotero clave de dos equipos que lograron título de la Serie Mundial con los Yanquis.
Otra gran estrella y leyenda del béisbol de las Grandes Ligas, el jardinero puertorriqueño Roberto Clemente, de los Piratas de Pittsburgh, moría a los 38 años.
El 31 de diciembre de 1972, Clemente embarcó en un avión de carga que se dirigía a Nicaragua con suministros de ayuda después que el país centroamericano había sufrido un devastador terremoto, y la nave se desplomó en el Océano Atlántico.
Clemente fue el MVP de la Liga Nacional en 1966 y ganó dos títulos de la Serie Mundial con los Piratas.
También perdieron la vida en accidentes aéreos, Davey Allison (32 años), piloto de la serie de autos NASCAR, que murió el 13 de julio de 1993 cuando intentó aterrizar su helicóptero y se estrelló.
Allison ganó 19 carreras de NASCAR, incluidas las 500 Millas de Daytona en 1992.
Otro piloto de carreras de la modalidad NASCAR, Alan Kulwicki (38 años), murió en un accidente aéreo el 1 de abril de 1993 cuando el avión en el que viajaba se estrelló al intentar aterrizar en Bluntville (Tennessee).
La muerte de Kulwicki se produjo sólo un año después de ser campeón de NASCAR.
El lanzador de los Yanquis, Cory Lidle, fallecía a los 34 años, cuando el 11 de octubre de 2006, el avión que el mismo pilotaba y era de su propiedad, se estrelló contra un edificio de apartamentos en Nueva Jersey. Cuatro días antes había lanzado el juego de división con los Bombarderos del Bronx.
Más joven falleció Rodney Culver, a los 26 años, el corredor de los Chargers de San Diego, quien falleció en el accidente del vuelo 592 de ValuJet, que se impactó contra los Everglades de Florida el 11 de mayo de 1996.
Culver logro el touchdown en el "Juego de bolas de nieve" de los Chargers contra los Giants de Nueva York, en Meadowlands en 1995. Fue Su último touchdown.
El golfista Payne Stewart, de 42 años, perdía la vida en un accidente aéreo el 25 de octubre de 1999, cuando el avión no pudo presurizar.
Stewart fue tres veces campeón de varios "mayores", ganando el Campeonato PGA en 1989 y el Abierto de Estados Unidos en 1991 y 1999.
Antes que se diese el trágico accidente aéreo que le costó la vida a Bryant y ocho personas más, el deportista más reciente que había perdido la vida por la misma causa fue el exlanzador de las Grande Ligas, Roy Halladay, quien se estrelló con su avión en las aguas del Golfo de México.
Halladay, un apasionado por el pilotaje de aviones pequeños, era su gran pasatiempo, fue la gran figura de los Azulejos de Toronto y los Filis de Filadelfia.
El lanzador derecho que dejó marca ganadora de 203-105, 3.38 de efectividad y 2.117 ponches, tenía 40 cuando sufrió el mortal accidente.
Halladay, ocho veces elegido al Juego de las Estrellas (2002, 2003, 2005, 2006, 2008-2011), ganador de dos premios Cy Young (2003, 2010), dos veces líder de más triunfos en las Grandes Ligas (2003, 2010), que logró juego perfecto el 29 de mayo del 2010, el año pasado fue introducido al Salón de la Fama.
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