"La gente debe saber que esto no sólo ocurre en Hollywood. Ocurre en todas partes. Soñaba con ir a los Juegos Olímpicos y las cosas que tuve que padecer para llegar hasta ahí fueron innecesarias y repugnantes", contó.
"Todo comenzó cuando tenía 13 años (...) y no acabó hasta que dejé el deporte", subrayó. Maroney reveló haber sufrido abusos antes del concurso por equipos en Londres, en el que Estados Unidos se impuso, y antes de la final de salto, en la que quedó segunda.
La excampeona olímpica, que ahora tiene 21 años, reveló que Nassar le decía que debía aplicarle "un tratamiento médico necesario que había estado dando a pacientes desde hacía más de 30 años".
"Parecía que cada vez que este hombre podía, yo debía ser 'tratada'", manifestó.
La "noche más horrible" de su vida fue en 2011, cuando Nassar le dio unos somníferos durante un vuelo a Japón, donde se disputó el Mundial. Tenía 15 años.
Lo siguiente que recuerda es "estar sola con él en su habitación de hotel recibiendo un 'tratamiento'". "Pensé que me iba a morir esa noche", confesó.
Maroney alentó en su carta a las víctimas a hablar, porque "nuestro silencio ha dado poder a la gente equivocada durante demasiado tiempo" y "nunca es tarde".
Reclamó "tolerancia cero con los agresores y quienes les protegen", "educar y prevenir" y "exigir responsabilidades".
El escándalo estalló en diciembre de 2016, cuando el diario Indianapolis Star publicó, tras nueve meses de investigación, que 368 miembros, entre niños y adolescentes, de clubes afiliados a la Federación de Gimnasia habían sufrido abusos en las dos décadas previas.
Tres exatletas del equipo estadounidense acusaron posteriormente a Nassar por su conducta. Entre ellas estaba Jamie Dantzscher, excampeona olímpica en Sídney-2000, quien aseguró haber sufrido abusos entre los 13 y los 18 años.
El presidente de la Federación de Gimnasia, Steve Penny, dimitió en marzo por su gestión de la crisis y por alertar demasiado tarde a las autoridades.