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El príncipe Harry y Meghan Markle disfrutaron de las celebraciones navideñas, las primeras con su pequeño hijo Archie Harrison y la madre de Markle, Doria Ragland, en un idílico palacio canadiense al sur de la isla de .

Desde el 21 de diciembre, la pareja real comunicó que viajaría a Canadá para fin de año y que por “motivos de seguridad” no revelarían su ubicación hasta retomar sus compromisos sociales y laborales el 3 de enero.

De acuerdo con información proporcionada por el tabloide británico, la pareja disfrutó de la Navidad lejos de la familia real, en una millonaria mansión en la isla de <span >Vancouver, Canadá</span>, propiedad de un “desconocido millonario”.

Foto: The Grosby Group

Esta desición de la pareja de Sussex fue aprovada con anterioridad por la reina Isabel II, como lo ha hecho con otros miembros de la familia que deciden pasar fechas importantes fuera del Reino Unido, y aunque se pensó que el príncipe Harry y Meghan regresarían a Inglaterra luego de que el duque de Edimburgo, el príncipe Felipe, fuera hospitalizado, la pareja decidió manener su estadía en  por seis semanas.

La casa, valorada en $14 millones de dólares, es de inspiración francesa ubicada en un terreno de cuatro acres sobre la península de Saanich, Columbia Británica, cuenta con dos playas privadas, cinco habitaciones de lujo, ocho baños y una cabaña para huéspedes con tres camas y dos baños.

Según los reportes, la finca y la segunda casa están totalmente amuebladas. La propiedad principal cuenta, además, con un comedor formal, una oficina con chimenea, una amplia sala de estar de dos pisos, una cocina con horno de pizza, sala de juegos, una barra de bar, sala de prensa y una sala de degustación de vinos.

Aunque el hogar temporal de los está diseñado para ser discreto, desde su llegada ha estado rodeado de elementos de seguridad, cámaras, patrullas y vigilantes que sobrevuelan la zona para cuidar a sus huéspedes.

De acuerdo con el testimonio de Hsin Pai, amigo de un residente anterior, la finca pertenecía a una actriz alemana, en 2010 fue adquirida por Bernadette Wolfswinkel, exesposa de un magnate acusado de fraude bancario.

Dos años después, la residencia fue valuada y vendida por 14.1 millones de dólares a un desconocido millonario extranjero con dirección estadounidense

Entre otras curiosidades que alberga la casa, es su uso para juegos de golf y para exhibiciones de fuegos artificiales, algunas de ellas superiores a los $30 mil dólares.

La ubicación de la pareja real fue revelada por primera vez por Pierre Koffel y su esposa, ambos dueños de un exclusivo restaurante en la zona quienes fueron acusados de “rechazar” a los duques por sus altas exigencias de seguridad.

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