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Si bien el es una deliciosa bebida alcohólica universal, presente en las cenas, comidas, fiestas o reuniones de millones de personas alrededor del globo, en Estados Unidos está disminuyendo su consumo, apunta una nueva investigación.

De acuerdo con un realizado por la base de datos sobre bebidas alcohólicas, IWSR, los estadounidenses consumieron menos cantidades de vino durante 2019, marcando así el final de una época de aumentos desde 1994.

El consumo cayó al menos un 0.9 por ciento, la pesquisa atribuye las razones del declive del vino a que los millennials están eligiendo alternativas o sustitutos en el consumo de bebidas hechas a base de alcohol, tales como los cócteles, cerveza sin alcohol, seltzers duros y agua con gas duro, un ejemplo de ellos es el vodka soda.

Estas nuevas opciones, se presume, tendrán un rápido crecimiento sólo en Estados Unidos en los próximos cinco años, aún sobre clásicos como la , el vino y licores.

“Los millennials simplemente no están abrazando el vino con los brazos abiertos en comparación con otras generaciones anteriores”, señaló Brandy Rand en entrevista con

“Con el aumento de los productos bajos en alcohol y sin alcohol y las tendencias generales del consumidor hacia la salud y el bienestar, el vino está en un lugar difícil”, agregó.

Por su parte, la generación conocida como los baby boomers también influyó en la primera caída del consumo de vino desde 1994.

El informe señala que este sector social ha dejado de consumir bebidas alcohólicas debido a un recorte de ingresos monetarios y por preocupaciones de salud más centradas de cuando eran jóvenes.

Ante estas estos datos, alarmantes para el sector de Estados Unidos y de empresas trasnacionales, los expertos aseguran que los norteamericanos gastaron cerca de $38.3 millones de dólares sólo en vino durante 2019, lo que significó un aumento del 1.1 por ciento sobre años anteriores.

La razón es que hoy en día se invierte más por las botellas, bajo la lupa de calidad, año de cosecha o marca y no en productos que tengan ofertas por debajo de los $10 dólares.

“Es un claro indicador de que los consumidores estadounidenses están dispuestos a pagar por más productos premium”, indicó Brandy Rand.

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