Mientras en Estados Unidos se celebra una de las fechas más icónicas y esperadas del año con Halloween, en México se lleva a cabo el Día de Muertos, una fecha que rinde homenaje a la muerte y a los seres queridos que se han dejado esta vida.
Según las creencias prehispánicas, la religión y la cultura de los mexicanos, las almas de los difuntos regresan a convivir con sus familiares vivos y para alimentarse de la esencia de la comida que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo entre el 1 y 2 de noviembre y se divide en dos categorías, ambas bajo la creencia católica:
1 de noviembre está dedicado a Todos los Santos, incluídos los “muertos chiquitos” o niños y el 2 a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos, según indican datos del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal del Gobierno de México.
La celebración, que se remonta a la historia prehispánica de México y que se mezcló con los rituales religiosos católicos de los españoles y el día de muertos de indígenas mexicas, mixtecas, zapotecas, texcocanos, tlaxcaltecas, totonacos y más pueblos, reconoce otras fechas previas dedicadas a otras ánimas.
México, este 2020, celebrará esta fecha el domingo 1 de noviembre y el lunes 2 de noviembre.
Las fechas que rodean al Día de Muertos comenzarán en general a partir del miércoles 28 de octubre.
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Según diferentes costumbres indígenas, las celebraciones comienzan la última semana de octubre y se extiende hasta inicios de noviembre.
Por ejemplo, la comunidad Tzeltal de Chiapas, regidos por el calendario maya, inician las celebraciones el 15 de octubre y finalizan el 2 de noviembre, mientras que en Veracruz se reconoce el 29 y 30 de octubre para celebrar a los fallecidos nuevos, aquellos que no tienen más de un año muertos.
En un orden más general, así se dividen las conmemoraciones:
Se reciben a los accidentados o almas que no llegaron a su destino.
Día que llegan los ahogados.
En este día los vivos reciben a las ánimas olvidadas o sin familiares como los huérfanos o criminales que no tuvieron a alguien que les diera el último adiós.
Marca la llegada de personas o niños con el pecado original que se encuentran en el limbo y que no fueron condenados al infierno, según la religión, como los que nunca nacieron o los que no recibieron el bautismo antes de morir.
Conocido como el Día de Todos los Santos Inocentes, el 1 de noviembre recibe a los niños fallecidos.
El Día de los Fieles Difuntos recibe a los difuntos adultos.
Los vivos reciben a sus seres queridos y rinden honor a las almas de todos los fallecidos con veladoras blancas, flores incluídas las de cempasúchil, vasos de agua, sus alimentos favoritos, pan de muerto, fotografías, sal y frutas de temporada como mandarinas, tejocotes, cañas, manzanas, naranjas y guayabas.
Conforme van pasando los días, a la ofrenda se agregan alimentos dulces, calabaza cocida, camote, chocolate, alcohol y copal encendido.
Asimismo, las ofrendas suelen depender de las costumbres y familias en cuanto a decoración y tamaño.
En general se coloca papel picado en tonos morados, blancos, negros y naranjas; también las ofrendas se construyen por tamaños, desde los dos a los siete pisos.
Las creencias apuntan que estos niveles representan la división del cielo y la tierra, las ofrendas de tres niveles indican el cielo, la tierra y el inframundo, mientras que los de siete representan los niveles que deben atravesar las almas para llegar a su descanso eterno.
El 2 de noviembre suele trasladarse a los panteones y se acostumbra llevar flores y decoraciones a las tumbas, así como los alimentos puestos previamente en la ofrenda, veladoras e incienso.
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