Conseguir un boleto para ir al Super Bowl no es nada fácil en años convencionales, y en su edición 2021 no será la excepción.
Y es que en medio de la pandemia por coronavirus, el evento deportivo que recibirá a los Buccaneers y a los Chiefs se llevará a cabo de forma atípica, con una reducción de público a casi una tercera parte y medidas extraordinarias de salud para reducir la exposición al virus.
Según un comunicado de prensa de los organizadores, el Estadio Raymond James, ubicado en Tampa, Florida, tiene una capacidad de hasta 75 mil personas, pero sólo podrá recibir 14 mil 500 asistentes que ya pelean por una entrada, incluido el cuerpo de trabajadores de la salud vacunados que serán los invitados especiales.
La limitación de boletos se reduce aún más con los invitados que obtienen cortesías a través de ofertas, por publicidad o por ser socios de la NFL.
Parte de la lista de complicaciones para obtener un lugar privilegiado en el juego estelar de la NFL son los altos precios en los que se suelen vender las entradas, así sea a través de paquetes de acceso más sencillos.
La venta de boletos inician en los $6 mil 750 dólares con el paquete Touchdown Club, $8 mil con 55 Live, $10 mil con el paquete Champions.
En la página oficial del Super Bowl se incluye el enlace de venta de ‘Todas las ubicaciones’ que en el mismo los precios comienzan en los $5 mil 950 y se elevan hasta los $21 mil 500 por dos boletos.
Cabe resaltar que las tarifas de todas las localidades están sujetas a cambios cada día e incluso cada hora
En su sitio web de reventa llamado NFL Ticket Exchange los intercambios de boletos o reventas van de los $7 mil 750 dólares a los $13 mil.
En sus primeras ediciones, las entradas al Super Bowl costaban por lo mucho $12 dólares con un precio de reventa o inflado de casi $90.
En 1967, en partido de los Green Bay Packers contra los Kansas City Chiefs ofreció boletos por $12 dólares; en la década de los 70 aumentó apenas $3 dólares; en 1975 aumentó $8 dólares, mientras que a inicios de los 80 llegaban a los $30 y $40 dólares.
Fue casi a finales de los 80 y finales de los 90 cuando los boletos se vendían por $150-$325 dólares.
En 2009, para el Super Bowl 43 entre los Steelers frente a los Cardinals, el precio aumentó de forma considerable hasta los mil dólares; en 2015 para el partido de los Patriots con los Seahawks el precio de una entrada superó los $2 mil 100 dólares.
El año pasado, la demanda del partido y la fama mundial del medio tiempo elevó los precios hasta $3 mil 50 dólares. Este Super Bowl fue conocido como el número LIV en el que se enfrentaron los Chiefs y los 49ers de San Francisco.
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