¿Por qué recurrir a un anillo de compromiso como todos, si se puede llevar un diamante implantado en la piel del dedo anular?
Aparentemente esta es la nueva tendencia “romántica” de parejas que deciden comprometerse y que deciden no comprar un anillo de compromiso sino una gema pequeña que se implantan en el dedo.
Todo parece sencillo, excepto que el proceso puede ser realmente doloroso y esa es quizá la primera prueba que tienen que pasar para demostrarse el amor que se tienen.
Para el implante es necesario quitar, literalmente, un pedazo de piel, hacer un agujero en el dedo para colocar la pequeña ancla que sujetará a la joya para que no se caiga.
Considerando el poco músculo que existe en los dedos, el proceso suena a puro dolor, aunque cada vez se vuelve más popular según se muestra en diversas publicaciones.
Pero mientras que la ilusión de tener un diamante en el dedo parece mágica, este viene con sus riesgos de salud.
De acuerdo con Painful Pleasures, el ancla puede soltarse y moverse a otra parte del dedo bajo la piel, también pude ser que el cuerpo rechace el piercing y lo expulse y entonces adiós diamante.
Pero el problema más común es infección, y si esto ocurre entonces el ancla y la joya deberán ser removidos por un cirujano.