Entre su millonario imperio de bienes raíces de Donald Trump se encuentra su residencia principal como empresario y uno de los hombres súper ricos de Estados Unidos.
Se trata de la mansión de tipo resort ubicada en Palm Beach, Florida, denominada por muchos la Casa Blanca de invierno.
Tras dejar la presidencia del país en enero de 2021, Trump se establece de nuevo en esta casa.
Y es que recientemente se han hecho trabajos de construcción del complejo y se ha visto a Melania Trump recorriendo varias escuelas locales, aparentemente para su hijo Barron.
La actual primera familia dejó la residencia para mudarse a la Casa Blanca en Washington DC al inicio del mandato de Trump, pero fue frecuentada en estos casi cuatro años durante días de descanso, fines de semana, vacaciones y por varios días durante las campañas de reelección; incluso sirvió para recibir a mandatarios internacionales y empresarios.
Tras el surgimiento de los rumores, los vecinos expresaron su descontento de recibir de nueva cuenta a la familia Trump.
Según los informes, se han enviado cartas al alcalde y al ayuntamiento exponiendo las razones por las que el regreso del mandatario significaría un problema.
Las justificaciones están relacionadas a las preocupaciones de seguridad de los residentes y de una posible violación a las leyes si Trump decide hacer modificaciones a la finca convertirla en un club.
“Vecinos de Mar-a-Lago, tengan un mensaje para el comandante en jefe saliente: no queremos que sea nuestro vecino y quebrante las leyes. Cuando el Sr. Trump desocupe DC, la mayoría de los residentes de la ciudad y sus electores, no quieren que Trump construya una nueva casa o tome una residencia permanente en Mar-a-Lago”, se lee en una misiva enviada a las autoridades.
"Trump no está por encima de la ley, donde puede cambiar los estatutos de la ciudad, las leyes y los acuerdos firmados para satisfacer sus caprichos personales. No queremos que Proud Boys, Skin Heads, neonazis locos visiten la nueva residencia propuesta por Trump. Esperamos que estén de acuerdo".
Foto: AP
La casa hecha para impresionar es una de las mansiones más grandes y populares de la zona de Palm Beach. Fue construida bajo conceptos palaciegos a inicios del siglo XX.
La finca está ubicada en 20 acres de terreno con 128 habitaciones y 10 suites de lujo para invitados especiales. Se extiende por todo el ancho de la isla en la que se encuentra Palm Beach, y se extiende desde el Océano Atlántico, hasta el Intracoastal Waterway.
Donald Trump adquirió el lugar con todo y muebles en 1985 por un total de $8 millones de dólares, un valor que ha aumentado con el paso de los años.
Tiene campos privados de golf y polo disponibles para la familia y para miembros exclusivos con membresías que inicialmente costaron $50 mil dólares y que se dispararon tras la elección del presidente a más de $200 mil.
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Aunado a este precio, los miembros deben pagar un extra de $14 mil como tarifa anual y $2 mil para consumir alimentos en el interior.
La casa también cuenta con piscinas, playas privadas, comedores, salas privadas del club, un helipuerto especial para el helicóptero del magnate y zonas para eventos sociales como bodas o galas de caridad.
De hecho, el resort fue utilizado para celebrar la boda de Donald Trump Jr. y Vanessa Turmp en 2005, albergó una de las campañas presidenciales más grandes en 2016; recibió a los presidentes Xi Jiping de China y a su delegación, al primer ministro de Japón Shinzo Abe, entre otros.
Foto: EFE
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La fachada se ve bastante sencilla a comparación de su interior, donde los muebles antiguos, puertas, salones de gran altura, decoraciones con influencia europea y paredes bañadas de oro son sinónimos del lujoso estilo de vida de Trump y de su familia.
Cuando la Mar-a-Lago fue convertida en un club privado, las autoridades de Florida y Trump llagaron a un acuerdo para no afectar a los vecinos y ponerlos en riesgo.
El acuerdo establece que el lugar, además del propietario, familia e invitados, sólo debe ser utilizado por los miembros y sus invitados durante un máximo de tres veces al año por menos de siete días, las estancias no se pueden combinar de forma consecutiva.
Foto: AP
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