La vitamina C es uno de los nutrientes esenciales para mantener el cuerpo sano y resistente a cualquier enfermedad, principalmente las de carácter respiratorio.
Este elemento se encuentra principalmente en las frutas y verduras cítricas, como naranjas, mandarinas, toronjas, kiwis, fresas, melón, vegetales verdes como el brócoli y tomates.
De acuerdo con la Universidad de Harvard, el cuerpo no produce esta vitamina tan esencial, por lo que se requiere conseguirla de la alimentación diaria y de suplementos.
La cantidad diaria recomendada para los hombres es de 90 miligramos (mg) por día, mientras que para las mujeres es de 75 mg.
Por su parte, los menores de edad requieren una dosis de entre 40 mg a 64, dependiendo la edad.
Una deficiencia de esta vitamina puede provocar escorbuto, que a su vez desencadena molestias como fatiga, inflamación de encías, manchas en la piel, dolor de articulaciones, mala cicatrización de heridas y en casos extremos hasta anemia y depresión, dicen los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Por décadas, los científicos han estudiado la vitamina C para comprender la forma en que afecta a la salud y los beneficios que le aporta.
Entre los hallazgos se encuentra que la vitamina C disminuye el riesgo de padecer varios tipos de cáncer, entre ellos el de pulmón, mama y colon. Cabe resaltar que no hay evidencia acerca de su eficacia en personas que ya padecen cáncer y se someten a tratamientos como quimioterapias.
Por su parte, la vitamina C juega un papel importante en la protección de enfermedades cardiovasculares. Las personas que obtienen las dosis recomendadas de vitamina C al día o la superan pueden prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo con los expertos, lo anterior podría suceder debido a que la vitamina C tiene altos niveles de antioxidantes, que reducen el daño oxidativo.
La vitamina C es popular por ser una guerrera que lucha contra los resfriados comunes. Las personas que toman suplementos basados en esta vitamina experimentan resfriados ligeros y refuerzan su sistema inmune contra los virus.
La evidencia científica ha demostrado que la vitamina C por sí sola no ayuda a bajar de peso, en especial si se consume en medio de una dieta alta en calorías.
Se recomienda hacer ejercicio, comer saludable y mantener una dieta equilibrada diaria para ayudar a la vitamina C a hacer lo suyo.
Una investigación compartida en JAMA Internal Medicine, y analizada por la Universidad de Harvard, dice que la ingesta de dosis altas de vitamina C, principalmente en suplementos, aumenta el riesgo de desarrollo de cálculos renales en hombres.
Otro estudio encontró que el efecto sobre los riñones también fue identificado en mujeres.
La razón del por qué la vitamina C puede desencadenar cálculos renales es la descomposición de la vitamina en oxalato, que junto con el calcio provoca el cálculo más común.
“Se deben evitar los suplementos de vitamina C en dosis altas, especialmente si una persona tiene antecedentes de cálculos de oxalato de calcio”, dice el doctor Gary C. Curhan de la escuela de Salud Pública de Harvard.