TE RECOMENDAMOS
¿Has escuchado a tu perro ladrar desesperadamente a medianoche a nada específico o viendo concentrado a lo lejos?
Muchas personas dicen que, cuando los perros tienen este tipo de comportamiento o desarrollan otros similares, es porque están viendo a algún fantasma o experimentando algún tipo de actividad sobrenatural, pero ¿qué tan cierto es?
Este tema ha sido debatido durante mucho tiempo por los expertos en mascotas, veterinarios y entre los mismos dueños, pero sólo la ciencia ha demostrado que estas reacciones de alarma y miedo están vinculadas a su hiperdesarrollado sentido del oído, olfato, gusto, tacto y vista.
Por mucho que suene interesante la teoría sobre visiones y percepciones paranormales, la agudeza en los sentidos hacen que los perros tengan una comprensión de la realidad completamente diferente o más extendida que los humanos.
“La parte más interesante de la ciencia del comportamiento y la comprensión de los perros es que simplemente no sabemos mucho”, señala Russell Hartstein, consultor en comportamiento canino y entrenador en Los Ángeles, en entrevista con American Kennel Club.
Los perros y sus sentidos hiperdesarrollados
Tanto humanos como perros comparten los mismos sentidos, pero los lomitos pueden hacer mucho más con ellos, como ver mejor en condiciones con poca luz, percibir olores más fácilmente o escuchar frecuencias de ruido más altas que los humanos.
“Ellos pueden oír unas cuatro veces más que nosotros y oler hasta 10 mil veces mejor que los seres humanos. Muchos perros tienen sentidos tan agudos que incluso pueden olfatear el cáncer o predecir cuándo va a ocurrir una convulsión”, destaca la especialista en verros y fundadora de Your Dog Advisor, Jen Jones.
Incluso a través del olfato pueden predecir desastres naturales debido a que todos los fenómenos naturales tienen olores asociados que pueden identificar.
El sexto sentido de los perros
Más allá de los cinco sentidos, se dice que los perros tienen desarrollado un sexto que es como un sentimiento “visceral” que se pone a trabajar cuando algo no se siente bien.
Aunque los humanos también pueden tener este sentimiento, los perros están más abiertos a confiar en lo que sienten, analizar la situación y actuar.
Entonces, ¿los perros ven fantasmas?
Científicamente no es posible o no demostrable. Como ya se mencionó, los comportamientos o reacciones se reducen a los sentidos y lo que pueden hacer los perros con ellos y que los humanos son incapaces.
“La percepción auditiva de los perros es otra área en la que perciben el mundo que los rodea de una manera muy diferente a la de los seres humanos”, señala Hartstein. "Estas diferencias pueden estar relacionadas con su capacidad para detectar fenómenos diferentes e indetectables que nosotros no".
Por su parte, el campo de visión de un perro supera al de un humano, por lo que pueden ver objetos a mayor distancia y captar movimientos indetectables para el ojo humano.
“Podría ser absolutamente cierto que el perro está captando algo que quizás no podamos ver. Pero es posible que lo que perciben no sea Casper, el fantasma amistoso”, explica la doctora Mary Burch, directora del Programa de perros familiares de AKC.
El comportamiento extraño puede relacionarse a alguna enfermedad
Cuando las explicaciones científicas sobre el comportamiento canino estén claras y las teorías paranormales no tengan mucho sentido, puede que los comportamientos ansiosos, erráticos y extraños de los perros estén vinculados a una condición física o mental afectada.
Al igual que los humanos, los perros también sufren de ansiedad y esto provoca que tengan un estado de hipervigilancia frecuente o constante. Lo anterior combinado con sus sentidos agudos desencadena una reacción en los perros que no está en el radar humano o en la comprensión humana.
Por su parte, un trastorno degenerativo, como el Síndrome de Disfunción Cognitiva (SDC) puede ser otro causante de sus comportamientos extraños.
Esto se da cuando los perros envejecen y aparecen al mismo tiempo los signos de demencia como inquietud, paseos sin rumbo, observación a un punto cualquiera, problemas de heces en la casa, letargo, desinterés en el juego o actividad física o incapacidad de respuesta a los miembros de la familia.
