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En un país donde por año se construyen dos millones de ataúdes y existen mil cadáveres por cada cuatro mil metros cuadrados, la sustentabilidad es un tema importante en la administración y manejo de los cadáveres.

es un proyecto liderado por la arquitecta Katrina Spade que surge como una opción más ecológica ante el uso intensivo de recursos que emplea este sector, que lo ubica cerca de la industria de la construcción.

Dentro de esa coyuntura se ubica la propuesta de Spade, que consiste en el reciclado, convirtiendo a los cuerpos en composta, una materia orgánica que mejora la calidad del suelo, al mismo tiempo que reduce la necesidad de fertilizantes y pesticidas.

Según los enunciados de Urban Death Watch, con este proceso se evita al menos contribuir a agravar los problemas ambientales que genera el consumo energético.

Además de intentar disminuir los 69 mil metros cúbicos de madera dura que se emplean por año, los casi dos millones de toneladas de hormigón o los 2.835.000 litros de formaldehído para embalsar, el proyecto también busca instalar un debate respecto a las tendencias que dominan el ritual funerario.

De esta forma, el edificio que plantea, ofrece una alternativa a la costumbre individual que impera, tanto en el caso del entierro como en el de la cremación. El proyecto consta de un núcleo central de tres pisos de alto, alrededor del cual se dispone una rampa mediante la cual los familiares y amigos del fallecido ascenderán, junto al cuerpo, hasta el último nivel.

Allí se hará una ceremonia de "entierro", donde el cuerpo se deposita en una cámara refrigerada junto con una mezcla de aserrín, paja y otros materiales. El núcleo contará con diez cámaras, las cuales alojarán a los cuerpos en descomposición durante semanas o meses, de acuerdo al tiempo que demorará el proceso.

En el proceso de desintegración, cada cuerpo estará acompañado de otros nueve más. Al finalizar, cada familia recogerá una urna con los restos de su ser querido. El compost resultante podrá utilizarse para asistir en el crecimiento de árboles, flores y jardines, pero no para potenciales alimentos.

Según Urban Death Watch, el proceso de descomposición por compostaje es un procedimiento seguro, y en Estados Unidos al menos, ya es empleado por productores agropecuarios para deshacerse de sus animales muertos.

La composta genera temperatura, hasta 60° Celsius, lo cual es suficiente para acabar con cualquier agente patógeno. De cualquier manera, es un proceso con el cual siguen experimentando, tratando de encontrar los valores justos que puede replicarse sin peligro en un entorno urbano.

La arquitecta ya ha lanzado una campaña para poder juntar fondos, los cuales se destinarán a seguir investigando opciones para poder eventualmente materializar el proyecto.

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