Si bien los beneficios de tener una relación amorosa pueden ser medidos en la alegría y estabilidad emocional de una persona, un nuevo estudio asegura que tener una pareja, y que ésta sea optimista, reduce las posibilidades de desarrollar enfermedades mentales a largo plazo.
De acuerdo con una investigación publicada en el International Journal of Behavioral Development, las personas optimistas tienen un gran impacto en la salud cognitiva de su parejas sentimentales, manteniéndola aguda por más tiempo y previniendo enfermedades neurodegenerativas, tales como la demencia y el Alzheimer.
La pesquisa, realizada por expertos de la Universidad de Estatal de Michigan y la Escuela de Salud Pública de TH Chan de Harvard, señala que los cónyuges o parejas optimistas promueven comportamientos saludables asociados con un buen funcionamiento cerebral.
Tales como mantener una dieta balanceada, hacer cambios positivos en el estilo de vida y mantenerse comprometidos en la relación, con la familia y con los deberes de la casa.
Asimismo, las relaciones construidas con elementos optimistas tienen más posibilidades de recordar momentos especiales de forma vívida y una visión más positiva de la vida y el futuro, que las parejas pesimistas.
“Cuando la pareja es optimista y saludable, puede traducirse en resultados similares en su propia vida. Realmente experimentan un futuro más rosado, viviendo más y evitando enfermedades cognitivas”, señaló William Chopik, coautor del estudio en un comunicado para Futurity.
Los investigadores llegaron a estas conclusiones luego de analizar datos de 4 mil 457 parejas heterosexuales, mayores de 50 años, del Estudio de Salud y Jubilación de Estados Unidos, sus asociaciones con personas optimistas y su <span >salud cognitiva. </span>
Este estudio refuerza hallazgos anteriores que relacionan una vida social feliz con una mejor salud cerebral, desarrollo de habilidades visoespaciales, de atención, lenguaje y función ejecutiva, a través de la práctica de ejercicios físicos y mentales; dietas y hábitos que ayudan, a su vez, a mantener activo al cerebro.
Tales como ejercicios aeróbicos, dietas mediterráneas, actividades sociales, juegos de mesa, manualidades o artesanías y el uso de tecnologías como la computadora, según indican expertos de la Clínica Mayo.