Mientras avanza la pandemia y el mundo trata de regresar a la ‘normalidad’, los científicos han estado identificando más síntomas asociados al coronavirus, entre ellos un síntoma difícil de percibir y diagnosticar: la hipoxia muda.
Las autoridades de salud han ligado la hipoxia con la falta de oxígeno, principalmente en la sangre y órganos, luego de analizar a un porcentaje considerable de casos positivos.
La hipoxia muda o silenciosa es una afección respiratoria donde los pacientes no parecen estar sin aliento, jadeando o con un aumento en su frecuencia respiratoria, según indica Albert Rizzo, doctor y director de la Asociación Americana del Pulmón.
Sucede luego de que un virus, en este caso el de coronavirus, se aloja en el organismo y comienza a eliminar paulatinamente el oxígeno sin llegar a causar disnea, una dificultad respiratoria caracterizada por la rigidez de los pulmones y presión en el pecho.
De acuerdo con los expertos, la hipoxia muda ocasiona que los pacientes respiren más rápido y expulsen más dióxido de carbono de lo normal. Cuando se agrava, la hipoxia ilumina los labios de tono azulado leve.
Si bien todavía hay un largo camino que recorrer en cuanto a investigaciones, los científicos creen que el coronavirus, a diferencia de gripes u otras afecciones virales, tiene la capacidad de afectar a los vasos sanguíneos, las vías respiratorias, incluso al sistema nervioso hasta el punto de intervenir en los mecanismos cerebrales que ayudan a regular la respiración.
Según explica Rizzo “El mecanismo de por qué los niveles de oxígeno caen, tiene que ver con qué tan bien el flujo de sangre a través de los pulmones coincide con el flujo de aire a través de los pulmones. Por alguna razón, que aún no podemos identificar, en ciertos pacientes el virus afecta tanto a los vasos sanguíneos en los pulmones como a los alvéolos en los pulmones, haciendo que el flujo de sangre y aire no coincida, lo que hace que bajen los niveles de oxígeno”.
Rizzo sugiere, además, que hay un efecto central en el cerebro donde el esfuerzo respiratorio no se capta porque el virus está afectando la capacidad del organismo para reconocer la hipoxia.
“Es posible que los pulmones no detecten que el nivel de oxígeno está disminuyendo, pero la preocupación es que los otros órganos del cuerpo no reciben tanto oxígeno como necesitan”, dice el doctor.
Cuando la hipoxia muda comienza a agravarse, lleva a los pacientes a experimentar ahogo o falta de aliento, hasta el punto de necesitar un respirador artificial, indica Rizzo. Esta podría ser la explicación a la muerte repentina de algunos pacientes que no mostraron síntomas respiratorios graves con anterioridad.
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