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Los profesores podrían ser una mayor fuente de contagios de COVID-19 en las escuelas que los estudiantes, de acuerdo con un nuevo estudio publicado el lunes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
El estudio evaluó nueve brotes de COVID-19 en escuelas primarias del suburbio de Marietta, en Atlanta, durante diciembre y enero. Entre ellos, hubo un brote en el que 16 profesores, estudiantes y familiares de éstos se contagiaron.
Sólo en uno de los nueve brotes un estudiante fue el primer caso registrado, mientras que un profesor fue la primera infección documentada en cuatro brotes. En los otros cuatro, no se sabía cuál había sido el primer caso. De los nueve brotes, ocho involucraron una posible transmisión de maestro a alumno. En dos brotes, unos profesores se contagiaron entre sí durante reuniones en persona o almuerzos, y un maestro propagó el virus a otros estudiantes.
“Los profesores tuvieron un papel central en las redes de transmisión de las escuelas”, escribieron los autores del estudio.
Los hallazgos son similares a los de unos estudios de Gran Bretaña que encontraron que la transmisión entre maestros era la más común en las escuelas de ahí, y un estudio alemán halló que las tasas de transmisión en las instituciones escolares eran tres veces más alta cuando el primer caso registrado era de un maestro. En algunos distritos estadounidenses, las escuelas han tenido que dar todas sus clases a distancia debido a que muchos profesores han estado expuestos al virus.
Otra investigación ha dado indicios de que hay una menor transmisión de virus en las escuelas y que deberían reabrir para las clases presenciales, un mensaje que el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden ha estado impulsando en las últimas semanas. Al igual que la mayoría de los distritos escolares de Georgia, el de Marietta, que cuenta con 8.700 estudiantes, ha dado clases presenciales desde el otoño. El superintendente Grant Rivera dijo que más del 90% de los alumnos de primaria regresaron a las aulas.
Todos los brotes de Marietta involucraron un “distanciamiento físico menor al ideal”, debido a que los estudiantes estuvieron a menos de un metro (3 pies) de distancia, aunque había separaciones de plástico en los pupitres.
“El distanciamiento físico mayor a los 1.8 metros (6 pies) no fue posible por el alto número de estudiantes y la disposición de las aulas”, escribieron los autores.