Expertos comprueban que las relaciones amistosas se convierten en importantes factores de seguridad y felicidad a medida que envejecemos.
Una investigación publicada en Personal Relationships sugiere que tener amistades en la edad adulta fortalece el bienestar personal más que las conexiones familiares.
Para llegar a dicha conclusión, el estudio se dividió en dos partes, en la primera analizó la relación de 270 mil personas en 100 países y se descubrió que los lazos afectivos entre amigos y familia estaban asociados con mejor salud y felicidad.
En la segunda parte, se analizó una encuesta de 7 mil 500 personas mayores en Estados Unidos, se reveló que no sólo importa el hecho de tener amigos, sino la calidad de éstas.
Es decir, cuando las amistades eran fuente de tensión, las personas presentan enfermedades crónicas, mientras que cuando las amistades eran fuente de apoyo, la gente se sentía más feliz y sana.
Ante los resultados de relaciones positivas, expertos se cuestionan sobre los efectos y dificultades que ocasionan cuando se terminan.
Según Miriam Kirmayer, terapeuta clínica, los finales de amistades buenas llegan a ser igual o incluso más complicados que una ruptura amorosa.
Factores como la distancia, falta de tema de conversación o diferencias en el estilo de vida tensan los lazos amistosos hasta llegar a romperse.
Al no saber cómo abordar la situación y no saber qué decir, la separación de las personas es más repentina, argumenta Kirmayer a la revista Time.
Por el contrario, en las relaciones amorosas siempre hay una conversación final, dolorosa, pero contundente, señala el fin de un ciclo.
Entre otras razones, la terapeuta enlista los porqués el final de una amistad buena resulta ser más dolorosa que un romance y en nuestra galería te dejamos con ellas.