El día de ayer, 11 de marzo millones de estadounidenses adelantaron su reloj una hora para dar inicio al llamado horario de verano que curiosamente comienza a regir en los últimos días del invierno.
Aunque el propósito de adelantar una hora el reloj es el ahorro de energía y hacer los días "más largos" para millones de personas, permitiendo la realización de actividades hasta horas más tardías de la noche y contribuyendo al ahorro de energía, la practica es disruptiva y chocante para otros muchos.
Hay incluso estadísticas de que tiene efectos negativos en la salud de millones de personas, pues durante los primeros días del cambio se pierde una hora de sueño, y el reloj biológico tarda tiempo en ajustarse, afectando su productividad y atención. Es como si millones estuvieran sufriendo los efectos de un jet-lag.
Según un reporte de OpenHeart, el lunes siguiente al inicio del cambio de horario, los ataques cardiacos aumentan en un 24% en Estados Unidos.
Algunas personas tardan semanas en recuperarse de este cambio, por lo que los accidentes por errores de los conductores en la carretera aumentan según The American Economical Journal. Y en los accidentes laborales también sufren un aumento.
Lo cierto es que a partir del 11 de marzo y hasta el domingo 1 de abril decenas de países cambiarán sus horarios, incluido México para la frustración de millones de personas que sentirán que les han robado una hora de sueño.