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Estados Unidos es uno de los pocos países en que los huevos de gallina se almacenan en el refrigerador de los hogares.
En otras partes del mundo, los blanquillos se guardan a temperatura ambiente y sólo algunas personas los meten al refrigerador, aunque no sea necesario. Incluso, en supermercados de México, este producto de gallina se encuentra fuera de los congeladores.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) indica a los consumidores que deben guardar los blanquillos dentro de las dos horas después de la compra. Explica que si se deja a temperatura ambiente un blanquillo frío, puede comenzar a sudar y las bacterias comenzarán a crecer.
El USDA tiene reglas precisas para que los huevos se laven y desinfecten con sustancias especiales, pero esto puede debilitar la capa exterior que los protege.
La principal preocupación de las autoridades de alimentos es la salmonella. Esta bacteria causa cerca de 1.2 millones de enfermedades en Estados Unidos, cada año, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). La salmonelosis provoca diarrea, fiebre, calambres estomacales y hasta la muerte, si no se tienen los cuidados médicos necesarios.
El Centro para la Seguridad del Huevo explica que el proceso de desinfección vuelve porosa la capa de proteína, llamada cutícula.
Por su parte, la Universidad de California recomienda que los huevos sean almacenados a una temperatura de entre 7.2 y 12.8 grados Celsius, dentro del cartón donde fue almacenado.
La institución señaló que los espacios que incluyen los refrigeradores para los huevos no son los mejores para los productos de gallina.