Los refrescos de dieta aparentemente son una alternativa para las personas que quieren consumir productos sin azúcar sin sacrificar el sabor, especialmente cuando quieren bajar de peso, pero los efectos de estas bebidas podrían resultar dañinos para la salud.
El recorte de calorías puede funcionar a corto plazo, pero las bebidas dietéticas pueden causar en el cerebro reacciones a los edulcorantes artificiales que son similares a las que provocan los dulces.
Por esta razón, beber refresco dietético de forma frecuente puede generar un mayor deseo de ingerir dulces y otros alimentos azucarados, que aumentan el riesgo de desarrollar obesidad y diabetes.
Estas bebidas también pueden causar confusión en la insulina, pues el cerebro asocia lo dulce con las calorías e impulsa al organismo a liberar insulina para acompañar al azúcar y crear energía para el cuerpo.
A largo plazo, el refresco sin azúcar puede hacer a las personas más propensas a desarrollar diabetes porque el organismo frecuentemente experimenta incrementos de insulina, de acuerdo con la Clínica de Cleveland.
Además, incrementa las probabilidades de cambiar la reacción del cerebro a los sabores dulces, pues las sodas de dieta activan áreas similares a los refrescos normales.
Un estudio publicado en Science Direct comparó las reacciones cerebrales a los dos tipos de refrescos en estudiantes de universidad y con resonancias magnéticas encontraron que quienes consumían de dieta tenían menor actividad en el centro de recompensas del cerebro. Esto puede alterar la forma en que reacciona al antojo de alimentos altos en calorías.
Consulta en la galería de la parte superior otros riesgos de consumir refresco, ya sea de dieta o normal.