La raza canina es una de las especies más domesticadas y cercanas a los humanos desde hace más de 20 mil años.
Si bien tanto humanos como perros han desarrollado un vínculo cercano que les permite entenderse y convivir pata a mano, hay cosas o situaciones que todavía no están claras dentro de su relación y que muchas veces a los animales les molesta o le tienen baja tolerancia.
Como amos, es normal que nos guste expresar amor a nuestras mascotas con besos y abrazos; sin embargo, a pesar de la cercanía entre caninos y humanos, a los perros no les gusta estos gestos de amor.
De acuerdo con expertos en crianza y salud canina de American Kennel Club, los perros se sienten estresados, invadidos en su espacio y son propensos a lanzar mordidas cuando presionan su cuerpo con un abrazo.
Asimismo, los expertos destacan que los perros suelen sentir un abrazo como una amenaza debido a que los abrazos suelen ir acompañados de miradas directas y acercamiento a sus rostros.
Estas últimas dos acciones son comunes entre perros cuando están tensos o cuando van a pelear.
Aprender a leer el lenguaje corporal de los perros es importante para identificar cuándo está incómodo por las muestras de cariño o cuándo están receptivos a ellas y cuáles son sus límites.
Las principales muestras de estrés en los perros durante un abrazo o acercamiento importante a su espacio vital son:
Los expertos aseguran que sí pueden aprender a tolerar las muestras de cariño físicas.
Lo ideal es enseñarles dichas muestras desde que son pequeños. De adolescentes o de adultos pueden aprender a aceptarlos “emparejando el tacto con golosinas y otra recompensa, luego aumente lentamente la invasividad hasta que sujetes suavemente a tu perro”, dice AKC.
En caso de que los perros no se acostumbren a los abrazos, los especialistas sugieren demostrar afecto con caricias en detrás de las orejas, en sus barrigas o en la espalda, para esto es importante identificar lo que les gusta y con lo que se sienten cómodos.
Cabe resaltar que las palmadas sobre la cabeza no son un gesto físico que le agraden a los perros, en especial cuando se dan con frecuencia o con fuerza.