¿Quieres broncearte este verano, pero temes daños en tu piel? El doctor Robert S. Stern de la Universidad de Harvard señala que la relación entre la exposición al sol y el riesgo de cáncer de piel no es tan directa como se podría pensar.
“Los genes son un factor: algunos protegen, otros promueven. También lo es el tipo de piel: las personas con piel pálida tienen más probabilidades de desarrollar cáncer de piel relacionado con el sol”, apunta en el blog de la Escuela de Medicina.
En cuanto a la exposición, la "dosis" y su sincronización son cruciales. Varios estudios han sugerido que, de repente, tomar mucho sol es más peligroso que una exposición constante a lo largo del tiempo.
La Academia Estadounidense de Dermatología explica que el riesgo de cáncer de piel aumenta si el bronceado conduce a una quemadura solar. “Una quemadura de sol con ampollas puede casi duplicar el riesgo de melanoma durante toda su vida, la forma más letal de cáncer de piel”.
Broncearse un poco antes de ir a la playa puede ayudar a prevenir las quemaduras solares. Robert H. Shmerling dice que salir al sol con un bronceado base es equivalente a usar un protector solar con un factor de protección solar (FPS) de 3 a 4. No obstante, siempre es necesario proteger la piel con un FPS 15 o 30.
Para broncearse y disminuir el riesgo de quemaduras solares, los expertos recomiendan adoptar las siguientes medidas:
Las medidas son más efectivas al combinarse. El protector solar es necesario incluso en días nublados. No olvides que el índice UV indica el riesgo de sobreexposición.
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