Como un prometedor método para bajar de peso y controlar la salud, el ayuno intermitente ha ganado popularidad en los últimos años.
Datos de Harvard apuntan que el ayuno intermitente es un régimen de alimentación que consiste en limitar el consumo de calorías por varias horas al día, e incluso por varios días a la semana.
Los promotores del régimen dicen que promueve la reparación celular, mejora la sensibilidad a la insulina, aumentan los niveles de la hormona del crecimiento y alteran la expresión genética hasta promover la longevidad y protección de enfermedades.
En una dieta normal, los alimentos se descomponen en enzimas en el intestino y terminan como moléculas en el torrente sanguíneo, mientras que los carbohidratos y granos refinados se descomponen en azúcares que se unen a la insulina para brindar energía a las células.
Cuando el cuerpo no recibe alimentos, los niveles de insulina bajan y son sustituidos por el azúcar almacenado en las células.
La insulina baja promueve la quema de grasa, lo que resulta en la pérdida de peso paulatina.
Los expertos enumeran cuatro tipos de ayunos intermitentes que, en un panorama general, funcionan para controlar la insulina en el cuerpo.
Estos son:
También conocido como ayuno adf, requiere ayuno cada dos días.
Por días alternos requiere alimentos sólo el 25 por ciento de la ingesta de comida habitual cada dos días.
Requiere un límite de alimentos con 500 y 600 calorías por día cada dos días a la semana. También se le conoce como 5:2.
Harvard la describe como una limitación en la alimentación diaria. El régimen consiste en un plan de alimentación de 16 horas al día sin comida y ocho horas de consumo de calorías recomendadas, es popular como 16:8.
Las evidencias sobre sus efectos negativos aún son limitadas, pero los científicos continúan estudiando las variaciones de este método que promete bajar de peso.
Según Frank Hu, doctor y presidente del departamento de nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, las personas se ven afectadas y desanimadas por su intensidad.
Estos son sus riesgos hasta ahora reconocidos:
Dependiendo de la duración del ayuno, las personas suelen experimentar dolores de cabeza, letargo, mal humor y estreñimiento.
Quienes continúan el programa, suelen experimentar impulsos biológicos de comer en exceso luego de días u horas de ayuno.
El cerebro se ve afectado por las hormonas del apetito que se aceleran cuando el cuerpo se priva de alimentos.
“Es parte de la naturaleza humana que las personas quieran recompensarse a sí mismas después de hacer un trabajo muy duro, como hacer ejercicio o ayunar durante un largo período de tiempo, por lo que existe el peligro de seguir hábitos alimentarios pocos saludables en los días que no ayunan”, señala Hu.
El ayuno intermitente practicado por adultos mayores los hace más propensos a perder hasta el doble de peso y por consecuencia afectar sus huesos, sistema inmunológico en general y a nivel de energía.
Los especialistas de Harvard sugieren que, antes de iniciar con los ayunos, es necesario consultar un médico, en especial para personas con afecciones crónicas como la diabetes o personas que necesitan medicamentos para la presión arterial o enfermedades cardíacas ya que son propensas a tener desequilibrios de sodio, potasio y otros minerales.
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