El equipo de Medio Ambiente, Ciencia y Tecnología de la Asociación Americana de Química reveló que una bolsita plástica de té puede liberar alrededor de 11.600 millones de partículas de microplástico y 3.100 millones de nanoplásticos cuando entra en contacto con el agua caliente.
Los investigadores apuntan a través de un comunicado que algunos fabricantes de té están reemplazando las bolsas de té de papel por las de plástico, en dirección opuesta a los esfuerzos ambientalistas.
Para llevar a cabo su investigación, compraron cuatro tés comerciales empacados en bolsas de plástico. Las abrieron, sacaron las hojas del té y las lavaron. Después sumergieron las bolsas en recipientes con agua caliente para simular el proceso de preparación.
Utilizando microscopía electrónica, el equipo descubrió que los niveles de microplástico fueron miles de veces más altos que los reportados previamente en otros alimentos.
“Los posibles efectos sobre la salud de la ingestión de estas partículas son actualmente desconocidos”, anotan al explicar que también se han encontrado microplásticos y nanoplásticos en el medio ambiente, organismos acuáticos y el suministro de alimentos.
En otra de sus investigaciones, trataron a pulgas de agua con dosis de microplásticos liberados por bolsitas de té. “Aunque los animales sobrevivieron, mostraron algunas anomalías anatómicas y de comportamiento”, revelan.
La Organización Mundial de la Salud define como microplásticos a aquellas partículas plásticas con menos de cinco milímetros de largo. También se han encontrado en el agua potable contenida en botellas de plástico.
Aclaran que necesitan investigar más para determinar el impacto en la salud. Los hallazgos actuales indican que es poco probable que el cuerpo humano “absorba microplásticos de más de 150 micrómetros (un micrómetro es la millonésima parte de un metro), mientras que es probable que la absorción de partículas más pequeñas sea limitada”.