El otoño se distingue por ser temporada de algunas de las mejores y más ricas frutas como las mandarinas.
Desde septiembre y hasta diciembre, las mandarinas son el centro de atención y el elemento principal de las comidas y bocadillos, así como de las bebidas, ya sea de los tés o del ponche de Navidad.
La fruta es el segundo cítrico más cultivado del mundo tan sólo después de la naranja y en medio de los limones, las limas y las toronjas.
Si bien creemos que todas las mandarinas son iguales, hay cuatro variedades: la king, Clementina, satsuma y la híbrida. La común en otoño e invierno es la Clementina, dice el gobierno de México.
Tiene su origen en el continente asiático en el siglo X, pero con el paso de los años se popularizó en otras partes del mundo hasta adoptar su cultivo; en México se siembran cerca de 22 mil hectáreas de mandarina en 19 estados, de los cuales los principales productores son Veracruz, Puebla y Nuevo León.
Más allá de ser una estrella del otoño y el invierno, y la causa de la felicidad de sus fanáticos, la mandarina es todo un manjar saludable que aporta beneficios a la salud general del cuerpo.
Una investigación de Harvard encontró que los flavonoides de esta fruta tienen efectos neuroprotectores que retrasan la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Las mandarinas son ricas en vitaminas C, B1, B2 B6 y antioxidantes, que en conjunto ayudan a retrasar el envejecimiento, previenen infecciones, resfriados y ayudan a la salud ocular; también son ricas en hierro potasio, fibra, zinc, fósforo, fibra, magnesio, calcio y ácido fólico.
De acuerdo con los especialistas, las mandarinas pueden proteger la salud cardíaca gracias a sus flavonoides y antioxidantes que favorecen la circulación y limpian las arterias.
Una mandarina aporta el 3 por ciento del consumo diario de magnesio y fósforo recomendados por los expertos. Los dos elementos mantienen fuertes a los huesos y dientes y pueden ayudar a frenar la aparición de osteoporosis.
Los cítricos como las mandarinas ayudan a prevenir las enfermedades respiratorias y también alivian los síntomas cuando estas aparecen.
Según los científicos, las mandarinas ayudan a detener los fluidos corporales que se alteran con los resfriados humedeciendo los pulmones y aportando líquidos.
La vitamina C de las mandarinas acortan la duración de una gripe y alivian sus síntomas.
Las mandarinas, al igual que las naranjas o las toronjas pueden descomponer ciertos medicamentos para el colesterol para que sean más fácil de absorberlos, señalan los especialistas de Harvard.
Las mandarinas ayudan a bajar de peso gracias a sus polifenoles cítricos que ayudan a nivelar el metabolismo de los lípidos.
Eso no es todo, estas delicias otoñales son bajas en calorías y ricas en fibra, lo que mejora la salud digestiva. Según los expertos, gran cantidad de la fibra se aloja en sus hilos blancos en las que están envueltas.
¿Estás estresado, enojado, cansado o ansioso? Tu solución podría ser una mandarina. De acuerdo con el sitio de cultivo Yarden, las mandarinas ayudan a disuadir las emociones y sentimientos negativos del estrés y la ansiedad al producir neurotransmisores que calman los nervios y fomentan el buen humor, incluso alargan esta sensación de felicidad y tranquilidad por más tiempo.