Un niño con obesidad se limita desde temprana edad. No es fácil mantener el ritmo al jugar, las burlas en el colegio son constantes y, a veces, desarrollan enfermedades crónicas.
La alerta mundial se encendió. Las tasas de obesidad infantil aumentaron 10 veces en las últimas cuatro décadas, a nivel mundial.
De acuerdo con un estudio de la revista The Lancet, el número de niñas obesas pasó de cinco millones en 1975 a 50 millones en 2016; los niños de seis millones a 74 millones.
Los expertos del Colegio de Londres documentaron la altura y el peso de casi 130 millones de niños en cuarenta años. Así calcularon su índice de masa corporal. Además, analizaron las tendencias de 2 mil 400 estudios.
Otra investigación publicada por The New England Journal of Medicine muestra que el daño va más allá de lo social y emocional.
Los niños y adolescentes con obesidad suelen tener presiones sanguíneas más altas, peores perfiles de colesterol y mayores niveles de azúcar en la sangre. También es más probable que desarrollen enfermedades cardiacas.
Nandini Mani, de la Universidad de Harvard, reflexiona al respecto. “Si no encontramos maneras de ayudar a nuestros niños a alcanzar y mantener un peso saludable, los veremos convertirse en adultos que sufren de enfermedades del corazón, a edades más tempranas que nunca antes”.
Los padres y el gobierno deben ser los principales agentes de cambio. Conoce en nuestra galería algunas acciones que deben implementarse para combatir la obesidad infantil y elevar la calidad de vida.