Hacer cualquier tipo de ejercicio, en especial correr, contribuye a prevenir una serie de enfermedades crónicas, a controlar el peso corporal y a mantener en óptimas condiciones nuestros músculos y huesos a medida que crecemos.
Según los especialistas, correr también reduce el riesgo de un ataque cardíaco o accidente vascular, beneficia a la presión vascular y el cerebro.
Harvard sugiere una serie de puntos a seguir a través de una guía para corredores principiantes especializada que mejora el hábito de salir a correr y ayuda a hacerlo correctamente.
Y es que, aunque aprendimos a correr desde que éramos pequeños con todo el ánimo y ligereza que nuestro cuerpo nos permitía, como adultos correr puede resultar un poco complicado ya que hemos cambiado físicamente y estamos más propensos a sufrir lesiones, a hacerlo con menor velocidad y resistencia.
Sigue leyendo para conocer la guía básica.
Inicia con carreras breves de 10 segundos a la vez para que el cuerpo tenga la oportunidad de familiarizarse con la actividad física y para que comience a reconocer lo que de niño era tan sencillo.
Después de acostumbrar a tu cuerpo al movimiento que conlleva las carreras, comienza con entrenamientos de 30 minutos con períodos de descanso de un minuto. Extiende tu plan a 30 semanas.
En el transcurso de las 30 semanas, procura intensificar gradualmente los intervalos de carrera, hasta que corras durante 30 minutos sin bajar la velocidad o caminar.
De esta forma aumentarás la resistencia de tu cuerpo y después aumentarás la velocidad de forma natural, cuando ya estés en forma.
Harvard menciona que las carreras siempre rinden mejores frutos si se complementa con otros programas de entrenamiento como ejercicios de fuerza y resistencia al menos dos veces por semana.
Los músculos fuertes brindan más potencia y resistencia para sostener tu cuerpo cuando corres y protegen las articulaciones del impacto.
A tu programa añade rutinas de estiramiento posterior a las carreras y una rutina de liberación miofascial con un rodillo de espuma o un bastón rodante.
Las rutinas ayudan a aflojar los músculos tensos y mantenerte ágil.
Entre tus rutinas de preparación, incluye ejercicios para acondicionar pies y tobillos para reducir el impacto durante las carreras.
Correr a edad adulta brinda, entre otros beneficios físicos y mentales, beneficios emocionales y sociales ya que correr en espacios abiertos y con otras personas facilita la socialización y permite que el cuerpo libere el estrés, cansancio y hasta enojo.
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