La dieta baja en carbohidratos, también conocida como la 'dieta ceto', está diseñada para tratar la epilepsia resistente a los medicamentos, principalmente en los niños.
También es utilizada por las personas sanas como un método eficaz para la disminuir de peso, eliminando la ingesta de carbohidratos y azúcares, pero sin dejar las proteínas y las grasas.
La dieta ha sido usada en la medicina desde hace más de 100 años para tratar la epilepsia infantil, pero en los últimos años ha ganado popularidad por garantizar una<span > pérdida de peso</span> considerable.
Según Harvard, fue en la década de 1970 que el doctor estadounidense Robert Atkins popularizó la dieta baja en carbohidratos a través de su publicación Dieta Atkins, un programa que inició con una fase cetogénica estricta de dos semanas.
El programa hace que el cuerpo utilice diferentes tipos de energía. En lugar de usar el azúcar de los carbohidratos, utiliza cuerpos cetogénicos producidos por el hígado a partir de la grasa almacenada en todo el cuerpo. Este proceso es llamado cetosis.
De acuerdo con los expertos en salud, para que la dieta funcione y el proceso de cetosis se lleve a cabo de forma contínua, el cuerpo sólo debe recibir entre 20 y 50 gramos de carbohidratos por día.
Las personas que pueden iniciar este programa sólo bajo órdenes médicas son los <span >niños con epilepsia</span>, enfermos con cáncer cerebral y altos niveles de glucosa en la sangre como los diabéticos de tipo II.
Por su parte, la dieta complica el estado de las personas con enfermedades renales.
Entre los efectos secundarios surge el cansancio, mal aliento, náuseas, estreñimiento y problemas para dormir.
También genera una deficiencia de nutrientes como selenio, magnesio, fósforo y vitaminas B y C.
Harvard menciona que la efectividad de la dieta baja en carbohidratos es exitosamente comprobable en varias afecciones físicas y mentales, por lo que sí es saludable adoptarla.
Reduce las convulsiones en los niños tanto como ayuda las meditaciones, ya que produce efectos neuroprotectores, pero también se cree que aporta beneficios para otros padecimientos cerebrales como el Parkinson, el Alzheimer, la esclerosis múltiple, los trastornos del sueño, el autismo e incluso el cáncer de cerebro.
Se ha demostrado que el régimen ceto es más efectivo que una dieta baja en grasas e incluso que la dieta mediterránea.
Mejora el control de azúcar en la sangre de <span >pacientes</span> con diabetes de tipo II a corto plazo y aunque algunos pacientes experimentan un alza en el colesterol al inicio de la dieta después ve una caída saludable en los niveles, manteniéndolos así por largos periodos.
Un régimen diario debe construirse a base de alimentos ricos en proteínas y grasas como carnes, huevos, carnes procesadas, salchichas, quesos, pescado, nueces, mantequilla, aceites, semillas y vegetales fibrosos.
La Escuela de Salud Pública T.H Chan de Harvard recomienda eliminar la ingesta de frutas y verduras, o bajar la ingesta de bayas, brócoli, espinacas, ajo, pepino, esparragos, cebolla, acelgas, pimientos, apio y calabazas.
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