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La hipertensión o presión arterial alta es una de las principales causas de muerte en Estados Unidos.
De acuerdo con información de la Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés), se estima que más de 103 millones de adultos mayores en Estados Unidos padecen de presión alta, esto es casi la mitad de toda la población adulta del país.
Tan sólo en 2019 se registraron más de medio millón de fallecimientos a causa de esta afección.
Los especialistas de Harvard destacan que vivir con presión arterial alta desencadena una serie de problemas de salud crónicos y otros más fulminantes vinculados con la salud cardiovascular como derrames cerebrales, infartos, enfermedades cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca, arritmias o cardiopatías.
¿Qué es la presión arterial?
La presión arterial se compone de dos partes: la presión sistólica y la presión diastólica, explica Harvard.
La sistólica es el número superior y representa la presión que genera el corazón cuando late para bombear sangre al resto del cuerpo, mientras la diastólica es el número inferior y se refiere a la presión en los vasos sanguíneos entre los latidos del corazón.
Hay dos tipos de presión arterial alta, dice Cleveland Clinic: presión arterial alta primaria o esencial y la hipertensión arterial secundaria.
La primaria es la más común y suele desarrollarse incluso por el envejecimiento, los malos hábitos alimenticios o la inexistente actividad física.
Por su parte, el segundo tipo es el resultado de afecciones graves vinculadas a los riñones o a las hormonas.
¿Cuál es la presión arterial normal para adultos?
Los expertos de Harvard destacan que la presión normal es inferior a 120/80. Anteriormente, el Colegio Estadounidense de Cardiología y la Asociación estadounidense del Corazón señalaban que las pautas de normalidad eran de 140/90.
La presión comienza a catalogarse como elevada cuando los números oscilan entre 120-129 mm Hg sistólica y menos de 80 mm Hg diastólica.
¿Cuándo se considera la presión arterial alta?
La presión alta o hipertensión se diagnostica cuando uno o ambos de los números son demasiado altos, más allá del límite de lo normal y comienzan a desarrollarse ciertos síntomas que ponen en riesgo la vida del paciente.
Las pautas de presión arterial alta en etapa 1 son de 130 y 139 sistólica o entre 80 y 90 diastólica. La presión arterial de etapa 2 está por encima de 140 sistólica o 90 diastólica.
Las pautas de las crisis de hipertensión son superiores a 180 mm Hg sistólica y más de 120 mm Hg diastólica.
¿Quién puede tener presión arterial alta?
De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), cualquier persona puede estar en riesgo de sufrir hipertensión, pero hay sectores de la población más vulnerables como los mayores de 55 años, personas con antecedentes de presión arterial alta en la familia.
Asimismo, hay un mayor riesgo si los pacientes tienen sobrepeso u obesidad, consumen alimentos con mucha sal, no hacen ningún tipo de actividad física, son fumadores y bebedores de alcohol frecuentes o sin moderación.
¿Cuáles son los síntomas de la presión arterial alta?
De manera inmediata, más allá de los chequeos y de los métodos para medir la presión como los monitores caseros, los pacientes propensos a esta afección suelen manifestar algunas molestias como dolor de cabeza, latidos cardíacos fuertes, mareos, fatiga y dificultad para respirar.
Hay veces que la presión arterial alta no desencadena síntomas y los pacientes pueden llevar una vida completamente normal, pero eso no quiere decir que no sea dañina.
Los especialistas señalan que la hipertensión daña notoria o silenciosamente órganos importantes como el cerebro, ojos, corazón, riñones, así como las arterias de todo el cuerpo, no de manera directa, pero a mediano y largo plazo la hipertensión llega a los órganos.