Los audífonos se han convertido en unos de los dispositivos más usados: los usas para hacer ejercicio, durante una llamada, reuniones virtuales, para ver alguna película, escuchar música y hasta para poder dormir.
A pesar de que su uso es cotidiano, especialistas de la Universidad de Harvard han señalado recientemente que llevar los audífonos puestos por mucho tiempo puede traer riesgos deplorables en el oído a corto plazo.
Por esa razón, doctores especializados en audiología han brindado algunos consejos para usar los auriculares de manera correcta y sin que perjudiquen tu salud.
Los expertos advierten que el uso de un volumen alto puede provocar daños permanentes sobre las células ciliadas de nuestro oído. Estas células son las encargadas de transmitir el sonido desde el oído hasta el cerebro mediante ondas sonoras que hacen vibrar el tímpano.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sugiere que se utilicen los audífonos a un nivel de decibelios inferior a los 70 dB, ya que una exposición por encima de esta cifra puede ocasionar daños significativos en cuestión de minutos.
El sonido se vuelve perjudicial a partir de los 45 dB y puede ser doloroso alrededor de los 120 dB. Si alcanza los 180 dB, incluso puede causar la muerte o producir sordera permanente.
Es importante considerar que el oído necesita alrededor de 16 horas de reposo para compensar una exposición de 100 dB. Por lo tanto, cuidar el volumen al que estamos expuestos resulta crucial para preservar nuestra audición a largo plazo.
Según especialistas de Harvard, el uso prolongado y alto volumen de los audífonos puede acarrear potenciales daños perjudiciales para el oído. Por lo tanto, se recomienda emplearlos con un volumen más bajo. De esta manera, es posible utilizarlos a lo largo del día durante un tiempo ilimitado, sin comprometer la salud auditiva.
Una medida práctica y segura que proponen los expertos es la regla del 60/60, que consiste en mantener el volumen de los audífonos al 60% durante un máximo de 60 minutos diarios.
Siguiendo esta pauta, se protege el oído de posibles perjuicios, permitiendo disfrutar de la experiencia sonora sin poner en riesgo la audición.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), "debido a prácticas de audición poco seguras, más de mil millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente".
Se prevé que para el año 2050 haya casi 2 mil 500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación debido a la exposición de ruidos muy fuertes.