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Los habitantes de Estados Unidos viven una epidemia de obesidad. Aproximadamente, el 40% de los adultos y el 20% de los niños la padecen.

Claire McCarthy, pediatra de la, advierte que un niño obeso tiene más probabilidades de desarrollar diabetes, enfermedades cardíacas y otras complicaciones, a una edad más temprana que alguien que desarrolla obesidad en la adultez.

Cuando se piensa en prevenir la obesidad de los pequeños, las madres y padres suelen enfocarse en los niños, pero olvidan que sus acciones diarias repercuten en sus hijos.

Un estudio de laconcluye que los niños y adolescentes cuyas madres o padres siguen cinco hábitos saludables: llevar una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso corporal saludable, beber alcohol con moderación y no fumar son 75% menos propensos a la obesidad que los hijos de padres que no siguen tales hábitos.

Cuando padre e hijo siguieron hábitos, el riesgo de obesidad fue un 82%  menor en comparación con las familias que no los aplicaron.

"Nuestro estudio fue el primero en demostrar que un estilo de vida saludable en general supera a cualquier factor de estilo de vida saludable individua", dijo Qi Sun, profesor asistente en el Departamento de Nutrición y autor del estudio.

A continuación, los cinco hábitos que deben adoptar en familia.

1. Mantener un peso saludable. Para determinar si el peso de una persona es saludable, se usa el índice de masa corporal (IMC). Tener un IMC entre 18.5 y 24.9 se traduce en buena salud.

2. Las personas deben realizar, al menos, 150 minutos de actividad física moderada o vigorosa a la semana.

3. No fumar (preferiblemente nunca).

4. Consumir alcohol, pero menos de 15 mililitros por día.

5. Dieta saludable. Incluye más verduras, frutas, frutos secos, cereales integrales, ácidos grasos poliinsaturados y ácidos grasos de cadena larga omega-3. Come menos carnes rojas y procesadas, bebidas endulzadas con azúcar, grasas trans y sodio.

Las madres que tenían una dieta saludable, se ejercitaban y consumían alcohol de bajo a moderado redujeron el riesgo de obesidad en sus hijos en aproximadamente un 25%. Quienes no fuman reducen el riesgo 40%. Quienes tienen un peso saludable llegan a reducirlo 75%.

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