Aunque la época de decembrina es un sinónimo de vacaciones, los estadounidenses sufren mayores niveles de estrés durante el último mes del año.
Diversos estudios han confirmado que la población de la Unión Americana no pasa un mes tranquilo, pues está preocupada por cumplir con las expectativas y actividades tradicionales de la temporada.
Los empleados pretenden cumplir con cada cita de comida de fin de año, comprar los regalos para la familia y los compañeros de trabajo , escribir tarjetas navideñas, planear la cena de Navidad, al igual que sacrificar su fin de semana para acudir a la cena anual de la empresa.
A la par de todas estas actividades, deben cumplir con su jornada laboral y “estirar” el dinero para comprar regalos. La Federación Nacional de Minoristas (NRF) estima que cada estadounidense gastará un promedio de 1,048 dólares (20 mil 36 MXN) para este año.
La mayoría adquirirá tarjetas o certificados de regalo, ropa, accesorios y libros para regalar en Navidad, según la NRF.
Además del estrés por encontrar los obsequios ideales, las personas se preocupan por todo el dinero que gastarán, por mantener hábitos saludables y por la convivencia con la familia.
El Instituto Mahoney de Neurociencia de la Universidad de Harvard explica que el estrés se genera por la presencia de un conjunto cambiante, que es difícil de asimilar. Aunque diariamente el cerebro debe organizar diversas tareas y horarios, en la temporada navideña se otorga mayor atención a cada una de estas actividades y la corteza prefrontal del cerebro se satura.
Si el estrés de la época se repitiera durante el resto del año, las personas podrían sufrir problemas de memoria y daño en las células cerebrales, así que es un alivio que el estrés termine después de las vacaciones.
La red social especializada en empleo, LinkedIn, recomienda tomar un día libre del trabajo para dedicarlo por completo a las tareas navideñas, y así evitar que las compras o la cena interfiera con el trabajo.
Asimismo, exhorta a todos los empleados a disfrutar de los días de descanso y desconectarse por completo de las actividades laborales, para no enloquecer en las fiestas de Navidad.