La idea de quedarte sin agua caliente y tenerte que bañar con agua fría suena intimidante y retador, incluso como un potencial problema para la salud, pero según la ciencia una ducha con agua a temperaturas por debajo de los 15°C puede hacerle bien a tu cuerpo.
El agua fría ha sido usada por siglos como parte de la hidroterapia con el objetivo de aprovechar la tendencia del cuerpo a adaptarse a condiciones más duras y así ayudarlo a resistir más el estrés.
Pero, ¿vale la pena el sufrimiento del agua fría en la piel para obtener los beneficios?
El fisiólogo del ejercicio Zach Carter de la Clínica Cleveland de Ohio, Estados Unidos, señala que aunque la ciencia respalda numerosos beneficios a la salud, el agua fría no debe tomarse como un reemplazo de terapias de bienestar o de hábitos que cuidan el cuerpo más tradicionales y menos extremos.
La ciencia ha encontrado que el agua fría pone a trabajar la circulación a toda marcha. En realidad este proceso es una respuesta natural a la supervivencia cuando el agua a bajas temperaturas golpea la piel.
Esto ocasiona que el cuerpo aumente el flujo sanguíneo para calentar el núcleo y proteger los órganos vitales. La estimulación del flujo sanguíneo en general es buena para la salud y además mejora el color de la piel.
Los expertos señalan que este efecto “saludable” se asemeja a los beneficios brindados por 10 minutos de caminata, pero sin escalofríos y “piel de gallina”.
Cleveland Clinic apunta que la reacción intensificada del cuerpo al agua frío puede acelerar temporalmente el metabolismo, y es que a medida que el sistema inmunológico lucha por mantenerse caliente, gasta más energía que cuando se mantiene caliente o a temperaturas cómodas.
El proceso de autocalentamiento quema calorías adicionales, lo que puede ayudar a bajar de peso, pero no de forma contínua o como un tratamiento a largo plazo sano certificado o sugerido.
Los investigadores han descubierto que las duchas de frías a heladas ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y a hacerlo más resistente a las enfermedades.
En un ensayo clínico de Países Bajos se encontró que las duchas frías reducen hasta un 29 por ciento la cantidad de personas que faltaron al trabajo por alguna enfermedad.
Otro estudio relaciona el agua fría con una mejor supervivencia al cáncer.
Por su parte, el agua fría también ha sido vinculada con una mejor salud mental, ya que ayuda a aliviar los síntomas de depresión.
El especialista sugiere que, si bien son efectos comprobados, pueden verse complicados debido a la poca comodidad que brinda el agua fría.
Los especialistas dicen que una ducha de agua fría no es recomendada para personas con enfermedades cardíacas debido a que el cuerpo reacciona al frío ejerciendo presión extra al corazón, esto puede provocar, a su voz, latidos irregulares o arritmia.
Por su parte, los beneficios potenciales a la salud comienzan a perder fuerza después de tres minutos después de exponer la piel al agua fría, lo que podría ocasionar o empeorar problemas respiratorios o gripes.
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