El verano pasado murió un niño de Texas, una semana después de que tragara agua mientras jugaba en una playa poco profunda.
Los informes iniciales atribuyeron su muerte al “ahogamiento en seco”, descrito como una causa de muerte provocada por tragar agua de mar, pero cuyos síntomas (diarrea, malestar, náuseas) se manifiestan días o semanas después del incidente.
La noticia alarmó a los padres y algunos medios de comunicación usaron términos inexactos y desacreditados desde el punto de vista médico, como "ahogamiento secundario" o "ahogamiento cercano".
Ahora los médicos especializados en emergencias Andrew Schmidt, Justin Sempsrott y Seth Collings quierren desterrar el término “ahogamiento en seco”, pues señalan que es erróneo.
“El niño de Texas no murió por ahogamiento; una autopsia identificó la causa de la muerte como miocarditis recurrente o una inflamación del músculo cardíaco. Desafortunadamente, pocas noticias arrojaron información corregida sobre la causa real de la muerte, y las publicaciones posteriores en las redes sociales causaron más alarma al continuar ofreciendo signos y síntomas de ‘ahogamiento en seco’”, señalan.
En medicina no debe minimizarse la terminología, pues las palabras importan para definir causas y síntomas. La verdadera definición médica de ahogamiento es: "insuficiencia respiratoria por inmersión o inmersión en líquido", que conduce a oxigenación reducida (hipoxia).
Los médicos quieren dejar en claro que las muertes por ahogamiento no ocurren debido a un deterioro inesperado por días o semanas, sin síntomas previos.
Cuando ocurre un ahogamiento, los síntomas de falta de respiración, latidos cardíacos rápidos, confusión o alteración del estado mental, baja temperatura corporal o fiebre son inmediatos. Si la muerte ocurre días después, probablemente la causa de muerte no es el agua de mar.
Los autores de la investigación sugieren preguntar a un médico si la natación es un ejercicio adecuado para los pequeños y piden que un adulto los supervise siempre que naden.
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