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Estados Unidos y varias ciudades fronterizas de México dejan el horario de invierno y cambian al horario de verano el domingo 14 de marzo de 2021. Los relojes deberán adelantarse una hora.
La hora oficial del cambio es a las 2:00 a.m. del domingo según la zona horaria de cada región, pues es el momento en el que la mayoría de las personas están en casa y hay menos probabilidades de interrumpir sus actividades.
También llamado Daylight Saving Time o Spring Forward, se introdujo formalmente en Estados Unidos en 1918. Tiene el propósito de ahorrar energía eléctrica al tener tardes iluminadas durante más tiempo.
Es decir, si antes se oscurecía a las 6:00 p.m. ahora se oscurecerá a las 7:00 p.m. Por lo tanto, el amanecer será una hora más tarde.
La mayoría de la República Mexicana se unirá al horario de verano el domingo 4 de abril; mismo que finalizará el domingo 31 de octubre.
Efectos en la salud del horario de verano
Aunque muchos apoyan el horario de verano para “ahorrar energía”, otros dicen que tardan en adaptarse al cambio y resienten algunos efectos en su salud.
La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño publicó en octubre de 2020 evidencia acumulada de que la transición del horario estándar al horario de verano “incurre en importantes riesgos para la salud pública y la seguridad”.
Aumento en el riesgo de infarto
Los expertos emitieron una carta pidiendo de que cancele por completo el horario de verano y se deje únicamente el estándar pues han comprobado un aumento de ingresos hospitalarios y eventos cardiovasculares adversos, así como un mayor riesgo de morbilidad cardiovascular.
Además detectaron mayor riesgo de infarto de miocardio debido a la aparición de fibrilación auricular aguda, trastornos del estado de ánimo y desalineación circadiana causada en los primeros días del cambio de hora.
Aumento de accidentes vehiculares
Muhammad Adeel Rishi, uno de los autores del estudio, también habla de un aumento en citas médicas perdidas y aumento de visitas a las salas de emergencias por accidentes, resultado la pérdida del sueño y la consiguiente falta de sueño.
El Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt dice que los adultos reducen su sueño en 15 o 20 minutos, lo que los hace estar desvelados y aumenta el riesgo de accidentes.
“Los accidentes de tráfico aumentan en la mañana en los primeros días después del cambio de la hora estándar al horario de verano; hay un aumento de choques fatales de hasta un 6% en Estados Unidos”, anotan.
Riesgo de cambios en la presión arterial
Durante los primeros días del cambio de horario es posible que haya un choque entre el reloj biológico y el ritmo circadiano (que responde a la iluminación). Según los investigadores del sueño, esto puede repercutir en alteraciones celulares, marcadores inflamatorios y una presión arterial más alta por la reducción de sueño.
Los impactos del horario de verano en la salud suelen ser más fuertes el primer día y disminuyen en la semana consecutiva. Si persisten, consulta a tu médico.
¿Hay efectos crónicos por el horario de verano?
Los investigadores del Journal of Clinical Sleep Medicine dicen que hay poca evidencia de efectos crónicos en la salud por la transición al horario de verano.
Por el contrario, algunos beneficios son una disminución en la tasa de criminalidad y menor choque de vehículos motorizados después de las 6 de la tarde, debido a que hay mayor tiempo de luz solar.
¿El horario de verano afecta a todos?
No, hay personas que tienen ritmos circadianos más flexibles y se ajustan rápidamente al cambio sin experimentar efectos secundarios o presentando únicamente los más leves.
Debido a la epidemia de coronavirus, muchas personas están en casa y pueden recuperar su sueño con más facilidad, lo que puede ayudarlos a mitigar posibles efectos.
¿Cómo adaptarse al horario de verano?
1) El primer día del cambio de horario intenta dormir ocho horas o nueve, si es posible.
2) Mantén un horario de sueño constante durante los días siguientes.
3) La luz azul afecta el ritmo circadiano; no veas tu celular al menos una hora antes de ir a dormir.
4) Los horarios de comida y rutinas son esenciales para que tu cuerpo se adapte.