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Este 13 de septiembre marca la celebración mundial del chocolate; un día que le rinde homenaje a este delicioso bocadillo que tiene sus orígenes en la época prehispánica.
Days of the year recuerda que hace 4 mil años, el pueblo olmeca de Mesoamérica, actual México, convirtió por primera vez el cacao en una bebida después de que fuera usado principalmente como un elemento de rituales y como remedio medicinal.
Los aztecas y mayas convirtieron al cacao en oro puro, valioso para el comercio y fue llamado la “bebida de los dioses”.
Poco después el chocolate se hizo popular en Europa tras la llegada de los españoles a América, y de ser un afrodisiaco y un remedio medicinal, pasó a ser el atractivo de muchos bares de la época y a ser la clave del éxito con decenas de empresas que nacieron exclusivamente para crear chocolate en varias formas.
¿Por qué el chocolate ha sido un remedio medicinal?
En el pasado, las colonias prehispánicas utilizaban la semilla del cacao para tratar varias enfermedades a través de un tónico llamado tejate: bebida de los dioses, esta preparación también ayudaba a estimular el apetito, aumentar la resistencia física y reducir la fatiga.
Actualmente, este milenario alimento se asocia con la reducción de niveles de colesterol, la producción de endorfinas que son las responsables del estado de ánimo y la felicidad y, entre otros beneficios, el chocolate contribuye a la mejor función cerebral, según evidencia científica.
De acuerdo con el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), el cacao es rico de antioxidantes, calcio, proteína, caroteno, magnesio y tiamina, nutrientes necesarios para el cuerpo.
Beneficios del chocolate
Protege la salud del corazón
De acuerdo con Harvard, el chocolate tiene el poder de cuidar la salud cardíaca debido a que los flavonoides del cacao ayudan a las arterias a mantenerse flexibles y así prevenir ataques al corazón, derrames cerebrales, infarto al miocardio, insuficiencia cardíaca, hipertensión cardíaca y arritmias.
Los expertos recomiendan comer entre 20 y 45 gramos de chocolate al día para beneficiar la salud del corazón.
Controlan el colesterol
Los mismo flavonoides reducen el colesterol LDL, no saludable, y aumentan los niveles de colesterol HDL, saludable, lo que mejora el flujo sanguíneo y reduce, a su vez, la resistencia a la insulina. Cuando el cuerpo no utiliza la insulina de forma correcta, desarrolla enfermedades como diabetes de tipo II y problemas del corazón.
Mejora la memoria y el pensamiento en adultos
Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard encontraron que los adultos mayores que bebían al menos dos tazas de chocolate al día, durante 30 días, experimentaban un mejor flujo sanguíneo en partes específicas del cerebro que los ayudaba a mantener una buena memoria y pensamiento.
Los flavonoides del cacao son clave para que lo anterior suceda. Un grupo de investigadores italianos respaldan la evidencia de Harvard al encontrar que las personas que toman más bebidas ricas en flavonoides registran una mayor protección al cerebro que las personas que no lo hacen.
Ayuda en la función intestinal
El chocolate, en especial el chocolate amargo, tiene un alto contenido de fibra, lo que ayuda a procesar la comida y a reducir las probabilidades de estreñimiento.
En una onza de chocolate hay al menos cuatro gramos de fibra, lo que resulta una buena cantidad por bocado.
Protege la salud de la piel
Los antioxidantes del chocolate amargo mejoran el flujo sanguíneo en la piel y ofrecen una mayor protección por daño solar. Una investigación encontró que el chocolate amargo protege la piel de los efectos de los rayos UV.
Mejora el estado del ánimo
No hay mejor cura para un estado de ánimo triste que un buen bocado de chocolate, ya sea líquido o sólido.
Y es que el chocolate negro se ha asociado por años con sensaciones de placer y disfrute; la ciencia dice que estas sensaciones positivas se originan en los compuestos polifenólicos, que son antioxidantes que reduicen el cortisol, la hormona del estrés.