Los cigarros electrónicos funcionan con una combinación de nicotina, sabor y otros químicos que se inhala mediante vapor.
No existen estudios que indiquen que estos cigarros son más seguros o saludables que los cigarros tradicionales de tabaco.
La organización mundial de la salud, informa que para obtener dichos estudios hacen falta años de investigación y el auge de estos e-cigarretes ha empezado apenas hace unos cinco años.
Lo que si se conoce es que la nicotina es un ingrediente altamente adictivo presente tanto en el tabaco como en los e-cigarretes.
La nicotina también se relaciona con afectaciones cerebrales de los niños hijos de fumadores, eso debería ser por si solo un motivo para tener precaución con esta moda del vaping.
No existen evidencia que concluya que los e-cigarretes ayudan a las personas a dejar de fumar, es más se cree que estos cigarros de vapor podrían inducir a la gente a fumar, especialmente a los jóvenes o a aquellos que nunca han fumado tabaco.
La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) no aprueba los e-cigarretes como un método para dejar de fumar.
En Estados Unidos su venta está prohibida a menores de edad, pero aún falta mucho más por regular, por ejemplo si el vaping es permitido en sitios públicos, donde normalmente no se permite fumar, como bares y restaurantes.
Escuelas y otros sitios públicos han comenzado a prohibir explícitamente el uso de estos aparatos en sus áreas, pero aún faltan regulaciones gubernamentales como las que existen para el tabaco.
Las campañas de vaping enfocadas en los jóvenes parecen estar dando resultados, la industria reporta billones de dólares en ventas y un crecimiento del 300% en los últimos años.
Con información de NewScientist
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