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La diabetes es una de las enfermedades crónicas más comunes en todo el mundo. De acuerdo con datos de los Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades, cerca de 37.3 millones de personas viven con esta afección, lo que 11.3 por ciento de la población.
Cuando hay diabetes, hay mucho que cuidar en la salud general para que no se agrave o desencadene otros problemas secundarios, pero igual de graves, desde controlar el azúcar en la sangre, hasta cuidar la alimentación, tomar los medicamentos adecuados.
Los especialistas señalan que entre los cuidados debe existir una revisión frecuente de los pies, debido a que los problemas en estas extremidades son bastante comunes.
La Clínica Cleveland señala que los pacientes con diabetes suelen desarrollar llagas, heridas, deformidades o infecciones en los pies con facilidad, cuando la infección avanza, es probable que exista una amputación del dedo de uno de los pies o la pierna para evitar que se expanda.
¿Qué es el pie diabético y a qué se debe?
El pie diabético suele desarrollarse en pacientes que presentan daño en los nervios (neuropatía) de todo el cuerpo principalmente en los pies y piernas; asimismo, flujo sanguíneo deficiente en los pies.
Aparece cuando hay problemas para controlar los niveles de glucosa en la sangre durante períodos prolongados, incluidos episodios frecuentes de hipoglucemia, problemas de peso, presión arterial alta o colesterol alto.
Debido a la neuropatía es común que se pierda la sensibilidad, por lo que no siempre se siente dolor en las ampollas, los cortes o llagas que ocasionen infecciones.
La curación de estas heridas se ve intervenida por la enfermedad arterial periférica (EAP), que se desarrolla en personas con diabetes. Las arterias se estrechan y reducen el flujo sanguíneo, dice Mayo.
Una infección y flujo deficiente provoca gangrena, lo que significa que el músculo, la piel y otros tejidos comienzan a morir y es necesario amputar dicha parte del pie o amputar en su totalidad el pie o la pierna.
Etapas del pie diabético
Los expertos señalan que hay al menos seis etapas del pie diabético, que inician cuando no hay daño en los pies y terminan cuando la gangrena se extiende por el pie:
Grado 1: No hay lesiones visibles, sólo piel gruesa o pequeñas deformaciones
Grado 2: Aparecimiento de úlceras superficiales
Grado 3: úlceras profundas que penetran la piel grasa sin afectar el hueso
Grado 4: úlceras profundas que generan mal olor, secreciones y suelen extenderse por el pie
Grado 5: Aparecimiento de gangrena
Grado 6: Expansión de la gangrena por los dedos, pies e incluso por la pierna
¿Cómo prevenir el pie diabético?
Mayo dice que para evitar el pie diabético primero se debe evitar el desarrollo de neuropatía vinculada a la diabetes e hiperglucemia.
Cuando se revisan los pies con frecuencia, es decir, todos los días, se pueden detectar los problemas temprano y tratarlos con inmediatez y así evitar el riesgo de amputación.
Esto es lo que se debe hacer para prevenirlo:
- Revisa tus pies todos los días para detectar cortes, enrojecimiento, hinchazón, llagas, ampollas, durezas, durezas o cualquier otro cambio en la piel o las uñas.
- Lávate los pies todos los días con agua tibia. Sécalos por completo y aplica loción en la parte superior e inferior, pero no entre los dedos para evitar una infección.
- Nunca andes descalzo. Siempre usa zapatos y calcetines para evitar lesiones. Comprueba que no haya piedras u otros objetos dentro de tus zapatos y que el forro sea suave.
- Use zapatos cómodos. Pruébate zapatos nuevos al final del día, cuando tus pies tienden a estar más grandes. Ponte los zapatos nuevos lentamente, úsalos durante una o dos horas al día al principio hasta que estén completamente cómodos. Siempre usa calcetines con los zapatos.
- Recorta las uñas de los pies en línea recta y alisa los bordes afilados con una lima de uñas.
- No elimines los callos por ti mismo y no uses productos de venta libre para eliminarlos, ya que podrían quemarte la piel.
- Haz que te revisen los pies en cada visita al médico. Además, visita con frecuencia al podólogo todos los años para un examen completo, que incluya la verificación de la sensibilidad y el flujo sanguíneo en los pies.
- Mantén la sangre fluyendo. Levanta los pies cuando estés sentado y mueve los dedos de los pies durante unos minutos varias veces durante el día.
-Elige actividades que no dañen los pies, como caminar, andar en bicicleta o nadar.
En caso de que aparezca una anomalía o síntoma, es necesario acudir con el médico e informarle cada síntoma. Asegúrate de preguntarle al médico qué más puedes hacer para mantener tus pies saludables.