Las vitaminas son micronutrientes orgánicos formados principalmente por carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Su nombre significa vital para la vida y no es coincidencia, pues son un factor importante en la prevención de enfermedades, según la UNAM.
Algunas vitaminas se obtienen de alimentos. Sin embargo, hay multivitamínicos en cápsulas para compensar “vacíos” de nutrientes y aportar mayores beneficios a la salud.
Las vitaminas se clasifican como solubles en grasa o solubles en agua. De acuerdo con la Universidad de Harvard, las vitaminas liposolubles (A, D, E y K ) se disuelven en grasa y tienden a acumularse en el cuerpo, en el hígado o los tejidos como reservas.
Las multivitaminas solubles en agua (C, B-1, B-2, B-3, B-5, B-6, B-7, B-9 y B-12) deben disolverse en agua antes de que el cuerpo pueda absorberlas, pues no se almacenan y lo que el cuerpo no requiere lo expulsa mediante la orina.
Debido a su solubilidad y absorción, hay un debate sobre si es mejor tomar las vitaminas por la mañana o por la noche.
Neil Levin, nutricionista clínico de NOW Foods, dijo al diario The Washington Post que la mañana es el mejor momento del día para multivitaminas o cualquier vitamina B.
“Las multivitaminas (B y C) tienden a funcionar mejor cuando se toman temprano en el día, ya que estimulan el metabolismo y la función cerebral”, señala. Tomarlas por la noche puede traer problemas cuando una persona intenta descansar o relajarse.
Pueden tomarse en ayunas o con la primera comida del día. Cada persona debe consultar un horario específico con su médico.
Las vitaminas liposolubles A, D, E y K son mejor absorbidas por el cuerpo después de la primera comida del día, en la mañana.
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Tomar vitaminas no sustituye el rol de una dieta saludable. De acuerdo con la Universidad de Harvard pueden obtenerse las vitaminas y minerales necesarios al alimentarse con frutas, verduras, nueces, granos enteros y pescado.
Una alimentación saludable ayuda a disminuir el desarrollo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes y cánceres.
“Las pautas federales sugieren cantidades mínimas diarias de vitaminas y minerales clave. Sin embargo, puede aumentar su ingesta para dosis específicas debido a una deficiencia u otra razón médica”, anotan en el blog de la Escuela de Medicina.
Consulta a tu médico antes de decidir tomarlas a diario.
B-1: jamón, leche de soya, sandía y calabaza.
B-2: leche, yogurt, queso, cereales integrales y enriquecidos.
B-3: carne, pollo, pescado, granos fortificados y enteros, champiñones, papas.
B-5: pollo, granos integrales, brócoli, aguacate, champiñones.
B-6: carne, pescado, aves, legumbres, tofu y otros productos de soya, plátanos.
B-7: granos enteros, huevos, soja, pescado.
B-9: Granos y cereales fortificados, espárragos, espinacas, brócoli, legumbres (chícharos y garbanzos), jugo de naranja.
B-12: Carne, pollo, pescado, leche, queso, leche de soya fortificada y cereales.
Vitamina C: cítricos, papas, brócoli, pimientos, espinacas, fresas, tomates, coles de bruselas.
Vitamina A: carne de res, hígado, huevos, camarones, pescado, leche fortificada, zanahorias, calabazas, espinacas, mangos.
Vitamina D: leche fortificada y cereales, pescado graso.
Vitamina E: aceites vegetales, vegetales de hojas verdes, granos integrales, nueces.
Vitamina K: huevos, leche, espinacas, brócoli, col rizada.
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