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La secretaría de Salud de Sao Paulo confirmó el martes los dos primeros casos positivos de la variante ómicron, lo que convierte a Brasil en el primer país latinoamericano en reportar contagios de este tipo.
Las muestras de un hombre de 41 años y una mujer, de 37, que habían llegado a Guarulhos, Sao Paulo, el 23 de noviembre tras haber estado en Sudáfrica tuvieron resultado positivo para ómicron en el laboratorio Albert Einstein. El examen de secuenciamiento genético fue ratificado por el Instituto Adolfo Lutz de Sao Paulo, informó la secretaría de Salud de San Pablo en una nota.
La pareja había dado negativo para el virus en una prueba PCR al entrar al país y dos días más tarde, cuando se disponía a viajar nuevamente a Sudáfrica, obtuvieron positivo en un test realizado en el aeropuerto internacional de Guarulhos.
Tanto el hombre como la mujer, de quienes no se conoció la identidad, presentaban síntomas leves cuando dieron positivo y, desde entonces, se mantienen aislados y bajo monitoreo de las autoridades de salud de Sao Paulo.
Ante el temor de la llegada de ómicron, Brasil había prohibido el sábado temporalmente la llegada de vuelos con origen o escala en Sudáfrica y otros cinco países del mismo continente, además de una restricción en el embarque de pasajeros desde Brasil hacia esos destinos.
El ministro de Salud, Marcelo Queiroga, intentó aplacar el nerviosismo por la posible llegada de la variante el lunes y dijo que la principal respuesta a ómicron es la vacunación. “Es una variante de preocupación, pero no es una variante de desesperación porque tenemos un sistema de salud capaz de darnos las respuestas en caso de que tenga una letalidad ligeramente mayor. Nadie lo sabe todavía", dijo Queiroga el lunes.
Hasta el momento, Brasil vacunó completamente a más del 62% de su población, cifra superior a la de Estados Unidos. El mayor país de Latinoamérica ha registrado en promedio 200 muertes diarias confirmadas por COVID-19 en las últimas dos semanas, con su curva epidemiológica estable.
Al menos una decena de capitales brasileñas suspendieron en los últimos días total o parcialmente las tradicionales fiestas de “Réveillon” de año nuevo debido al temor de que aglomeraciones puedan generar un repunte en las infecciones de COVID-19. Algunos alcaldes, como el de Salvador de Bahía, citaron directamente la variante ómicron -cuando todavía no había sido confirmada en el país- y el repunte de casos de coronavirus en Europa como justificación para suspender las celebraciones en diciembre.