La presión arterial alta es una de las afecciones más peligrosas que cobra miles de vidas cada año tan sólo en Estados Unidos.
Estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades señalan que casi la mitad de la población estadounidense, cerca de 108 millones de personas, sufre presión arterial alta.
Según datos de 2017, último año de datos disponibles, la también conocida como hipertensión cobró más de 472 mil vidas, un promedio cercano de 1,300 por día.
De acuerdo con Harvard, la hipertensión es un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades mortales como las cardíacas y accidentes cerebrovasculares, pero también también puede serlo para afecciones mentales, incluida la demencia y el deterioro cognitivo.
El deterioro cognitivo es un estadio intermedio entre el deterioro de las funciones cerebrales básicas como el pensamiento, la memoria, el lenguaje y la atención; y el deterioro agravado de la demencia, ya sea por la edad o por enfermedades, indica la Clínica Mayo.
Por su parte, la demencia es un grupo de síntomas que afectan la memoria y las habilidades sociales con la suficiente severidad para interferir con la vida diaria, una de las variantes de la demencia es el Alzheimer.
Durante años los investigadores han estudiado la forma en que la hipertensión controlada se vincula con un menor riesgo en el desarrollo de enfermedades mentales sin mayor éxito.
Sin embargo, un reciente estudio recolectó y analizó datos de más de 100 mil voluntarios de 14 estudios previos, durante cuatro años. Los especialistas encontraron que sí es posible aminorar los riesgos de demencia o deterioro cognitivo si se controla o reduce la presión arterial.
Harvard menciona que las personas mayores, con una edad promedio de 69 años, tuvieron una probabilidad menor de desarrollar demencia o deterioro una vez que bajaron sus niveles de presión, cerca del 7 por ciento en comparación con un 7.5 por ciento de las personas que mantuvieron sus niveles altos.
Los investigadores creen que el deterioro cognitivo, la demencia y otras afecciones mentales se relacionan con la hipertensión debido a que ésta enfermedad suele desencadenar accidentes cerebrovasculares como los derrames que comprometen el correcto funcionamiento del cerebro.
El estudio SPRINT-MIND señala que la presión sanguínea saludable para el buen funcionamiento cerebral debe ser inferior a 120 mm Hg sistólica aunque las pautas recomendadas por el American College of Cardiology y la American Heart Association oscilan por arriba de los 120 y 140 mm Hg.
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