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Controlar tu presión arterial podría prevenirte de sufrir daños severos a tu salud como ataques cardíacos y accidentes cerebrales.
Recientemente la American Heart Association, en conjunto con el American College of Cardiology y nueve instituciones más de la salud, redujeron los números para diagnosticar la hipertensión.
Las modificaciones se establecieron en 130/80 milímetros de mercurio (mm Hg) para todos los adultos sobre las medidas anteriores que eran 140/90 mm HG para menores de 65 años y 150/80 mm Hg para mayores de dicha edad.
Según datos que aporta Harvard, estos rangos catalogan a cerca del 70% y 79% de estadounidenses mayores de 55 años como hipertensos, cuando las anteriores pautas los consideraban dentro de una presión arterial sana.
El cambio
Paul Conlin, doctor endocrinólogo de VA Boston Healthcare System afiliado a Harvard dice que los cambios en las pautas suelen darse por nuevas evidencias que sugieren la imprecisión e irrelevancia de las antiguas y añade:
“El objetivo ahora con las nuevas pautas es ayudar a las personas a controlar la presión arterial alta, y los muchos problemas que pueden acompañarla, como un ataque cardíaco y un derrame cerebral, mucho antes”.
Los nuevos intérvalos se originan a partir de estudios hechos en 2017 con un ensayo de intervención de presión arterial sistólica (SPRINT por sus siglas en inglés), donde se analizaron datos de 9 mil adultos con 50 años y más que sufrían de presión arterial sistólica en un máximo de 130 mm Hg y con el riesgo de padecer problemas cardiovasculares.
Inicialmente se planeó la investigación para “determinar si el tratamiento de la presión arterial para disminuir las cifras sistólicas a 120 mm Hg fue superior al objetivo estándar de 140 mm Hg”, indica Harvard.
Los resultados señalaron que una presión sistólica de no más de 120 mm Hg, reducía la posibilidad de ataques cardíacos, insuficiencia o accidentes cerebrovasculares en un período
Otros cambios
Las modificaciones a las pautas eliminaron las recomendaciones de cuidado para personas mayores de 65 años, debido a que en el estudio no se dividieron a los participantes por grupos ni se vieron diferencias en los resultados por la edad.
“Se eliminó la categoría e prehipertensión con una sistólica de entre 120 y 139 mm Hg o presión diastólica con 80 y 89 mm Hg. Las personas con estas lecturas se clasifican con presión elevada (de 120 a 129 sistólica y menos de 80 diastólica) o hipertensión en etapa 1 (130 a 139 sistólica u 80 a 89 diastólica)”, describen los expertos.
Los nuevos datos
Presión Arterial normal= menos de 120 sistólica mm Hg y menos de 80 diastólica mm Hg.
Elevada= 120-129 sistólica mm Hg y menos de 80 mm Hg diastólica.
Presión alta, hipertensión en etapa 1= 130 a 139 sistólica mm Hg o 80-89 mm Hg diastólica.
Presión alta hipertensión etapa 2= 140 o más sistólica mm Hg y 90 o más diastólica mm Hg.
Crisis de hipertensión= más de 180 mm Hg sistólica y más de 120 mm Hg diastólica.
Foto: Pixabay
¿Cómo medir la presión desde casa?
Los expertos sugieren medir la presión de forma regular con especialistas o por medio de monitores hogareños, los cuales cuestan entre 40 y 100 dólares.
- Éstos deben colocarse en el brazo y no de muñeca o de dedos, ya que no suelen ser precisos.
- Antes de medir la presión, no consumas bebidas con cafeína o alcohol por lo menos 30 minutos antes.
- Siéntate en silencio durante cinco minutos con la espalda apoyada y piernas sin cruzar.
- Mantén su codo al nivel del corazón o cerca de él.
- No hables durante la medición.
- Registra tus lecturas de presión arterial junto con la hora del día.
Cómo cuidar tu presión
Consulta con tu médico, toma tus medicamentos según sus recomendaciones, realiza ejercicio con frecuencia, cuida tu peso corporal y crea una dieta de acuerdo con tus necesidades.
“Deberían consultar con su médico acerca de cómo ajustar primero los hábitos de vida, cómo hacer ejercicio, perder peso y seguir una dieta saludable para el corazón como la DASH o la dieta mediterránea”, dice Conlin.
Las modificaciones a la medición de la presión podrían cambiar también el tipo de medicamento o la forma en que se adoptan los hábitos, así como ayudar a las personas a involucrarse más en el monitoreo de la presión y prevenir las complicaciones que la hipertensión trae.