Los perros suelen crear vínculos con los humanos por naturaleza, gracias a su evolución y domesticación, pero también por variaciones genéticas en la sensibilidad vinculada a la hormona del amor, llamada oxitocina.
De acuerdo con un estudio compartido en National Library of Medicine, esta sustancia química desempeña un importante papel en las relaciones entre humanos y caninos, así como con otras especies.
La oxitocina hace que se estimule la serotonina y la dopamina, neurotransmisores vinculados al buen estado de ánimo, confianza, lazos afectivos fuertes, simpatía y con una reducción del miedo.
El desarrollo de la confianza entre perros y humanos es esencial para que puedan convivir dentro de una familia o con personas cercanas como amigos humanos o la misma pareja de sus amos.
Cuando el vínculo no es fuerte o no existe dicha simpatía en los perros hacia los humanos, puede haber un rechazo que los caninos suelen hacer evidente a través de su lenguaje corporal.
De acuerdo con el especialista en comportamiento y lenguaje canino de Prodog Raw, Kamal Fernandez, los perros envían señales de desagrado, tanto a la persona que le molesta como a su amo o ama para avisar que no están cómodos, que no lo aprueban y que, probablemente, no lo harán en el futuro.
Dichas señales son las siguientes:
Debido a que no pueden hablar, los perros se comunican con su cuerpo y mirada.
Cuando no les gusta una persona, simplemente se alejan, evitan el contacto visual, muestran signos de ansiedad, ladran o jadean en exceso.
Los perros llegan a hacerse del baño en el espacio de otras personas que no conocen y que no les agradan para expresar su incomodidad y rechazo.
Estos actos duran, por lo regular, hasta que se adaptan a nuevas personas y sus presencias en su casa, incluso lo hacen con otros animales nuevos en sus vidas.
Los perros no suelen ignorar a las personas que les agradan o con las que se sienten bien. Cuando lo hacen es porque prefieren que esa o esas personas desconocidas se vayan de su alrededor o dejen de hablarles o intenten acariciarlos.
Para que los perros acepten la presencia de alguien más, se puede recurrir al entrenamiento para “enfrentar entornos sociales con extraños” cuando están involucradas personas desconocidas.
Los gruñidos y comportamientos agresivos surgen cuando los perros están incómodos, de mal humor o se sienten en peligro.
Estas señales no deben ignorarse ya que se pueden convertir en actos físicos violentos o graves como mordidas. Se recomienda monitorear estos comportamientos y hacer lo posible para que se tranquilicen.
Según los expertos, los perros tratan de interponerse entre sus amos y otras personas cuando no confía en la interacción física o cuando siente que la otra persona no debería estar tan cerca.
Este comportamiento puede ser también el resultado de celos hacia sus amos o que creen que serán excluidos o reemplazados. Los especialistas en comportamiento sugieren darles toda la atención posible y hacerlos sentir amados y aceptados a pesar de haber personas nuevas alrededor.