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Cuando se llega al matrimonio con el plan de que este será para toda la vida, las parejas suelen invertir juntos sus ingresos, adquirir propiedades y su vida económica se entrelaza de tal forma que en una separación resolver el reparto de los bienes suele ser el aspecto más complejo del divorcio.
¿Quién se queda con qué? Es el dolor de cabeza que sufren los cónyuges, y si a esto se agrega el torbellino emocional que se vive por la ruptura es muy sencillo cometer errores que te dejen en la calle.
Por eso aunque no tenga nada de romántico, es mejor prevenir esta indeseable eventualidad.
Lo primero es entender que hay que tomarlo con calma, un día a la vez, a veces al calor de las emociones se comenten muchos errores previsibles.
También es importante contar con la asesoría de profesionales, no solamente escuchar los consejos bien intencionados de tus amigos o familia que han vivido un divorcio y creen que lo saben todo.
Se trata de que salgas lo mejor librado de este evento para que puedas continuar tu vida sin problemas financieros o con los menos posible.