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Cada año, más de 3 millones de estudiantes estadounidenses, entre 12 y 18 años, son víctimas del bullying, con efectos clínicos y de aceptación negativos que pueden durar hasta la madurez, según indican datos del (NCES por sus siglas en inglés) del país.

Aunque organizaciones mundiales han reconocido al bullying como un “desafío de salud global” y continuamente trabajan para su erradicación, una reciente investigación publicada en reconoce que los daños van más allá de lesiones físicas y psicológicas.

Según los especialistas, los actos de intimidación verbal, físico o social, también catalogados como de ‘acoso crónico’, afecta los procesos neuribiológicos y la , lo que pone en riesgo de sufrir depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.

A través de hallazgos obtenidos en resonancias magnéticas longitudinales (MRI), los científicos señalaron que los cambios de estructura y química del cerebro son indicadores de “cuán siniestro es el bullying”.

Durante la investigación, se analizaron cuestionarios y escáneres cerebrales de más de 600 jóvenes entre 14 y 19 años, posteriormente se compararon los resultados con los de jóvenes que no habían sufrido <span >bullying </span><span >.</span>

Se descubrió que el bullying severo estaba relacionado con cambios en el volumen <span >cerebral</span>, alteración de los niveles de , así como la reducción de partes del cerebro llamadas caudado y putamen.

El caudado se encarga del aprendizaje del cerebro y el por medio de información sobre experiencias pasadas, así como su influencia en acciones y decisiones futuras.

Mientras que el putamen afecta el aprendizaje y regula los movimientos del cuerpo, principalmente a los movimientos voluntarios finos por medio de ejecuciones controladas.

“Aunque no se considera clásicamente relevante para la ansiedad, la importancia de los cambios estructurales en el putamen y el caudado para el desarrollo de la ansiedad probablemente radica en su contribución a los comportamientos relacionados, como la sensibilidad a la recompensa, la motivación, el condicionamiento, la atención y el procesamiento emocional”, indica Erin Burke, autora de la investigación.

Hasta el momento, los expertos señalan el combate del  bullying como una solución que podría prevenir cambios físicos en el cerebro, ansiedad generalizada y altos costos de atención médica, que según se estima, oscilan en el millón de dólares por año y por persona.

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