El reflujo ácido, reflujo gastroesofágico o ERGE, es una afección crónica que afecta el sistema digestivo.
Según las estadísticas del Centro Nacional de Biotecnología de Estados Unidos, el ERGE es uno de los trastornos gastrointestinales más comunes, con una prevalencia de aproximadamente el 20 por ciento de los adultos en la cultura occidental.
De acuerdo con Harvard, esta afección aparece acompañada de síntomas comunes de un resfriado que se convierten en crónicos, como un dolor de garganta y ronquera originados por el esfínter esofágico inferior.
Este músculo controla el paso entre el esófago y el estómago, cuando no cierra por completo o no lo hace de forma correcta, el ácido del estómago y la comida regresan al esófago.
Además de la ronquera o dolor de garganta, el ácido deja un mal sabor de boca, así como dolor en la parte superior del abdomen y el pecho, molestia similar como si se fuera a originar un ataque cardíaco.
Hay tres afecciones que contribuyen al reflujo ácido, los cuales son: la eliminación deficiente de alimentos o ácido del esófago, demasiado ácido en el estómago y retraso en el vaciado del estómago.
Si bien hay medicamentos y tratamientos para controlar el reflujo ácido, los expertos aseguran que hay métodos naturales y sencillos que pueden ayudar con la afección.
Sigue leyendo para conocerlos.
Generalmente el reflujo aparece hacia el esófago cuando el estómago está muy lleno. Los expertos recomiendan hacer varias comidas pequeñas durante el día en vez de tres comidas abundantes al día.
A los pacientes con ERGE se les elimina ciertos alimentos que puedan desencadenar los síntomas comunes, excepto por los más suaves de sus dietas diarias.
Algunos de los alimentos que deben evitar son la menta, los alimentos grasos, los alimentos picantes, tomates, cebollas, ajo, el café, el té, chocolate y el alcohol.
También se recomienda eliminar la ingesta de comida frita, comida rápida, snacks procesados, chile, carnes grasas y queso.
Las bebidas a base de bicarbonato como los refrescos, provocan eructos, mismos que envían ácido al esófago.
En lugar de estas bebidas, los expertos sugieren beber agua natural.
Come al menos tres horas antes de ir a dormir, no importa si se trata de refrigerios de media noche, meriendas ligeras o cenas tardías.
Después de comer trata de estar de pie o sentado en una posición derecha para que el ácido se quede en el estómago.
Evita el ejercicio o los movimientos bruscos por al menos dos horas después de comer.
Si deseas hacer algo de ejercicio después de la comida, opta por una caminata tranquila o por movimientos que no impliquen agacharse o que provoquen que el ácido se dirija al esófago.
Cuando vayas a la cama, trata de que tu cabeza quede en una posición ligeramente más alta que los pies, al menos 8 pulgadas (20 centímetros). Puedes lograr esta altura en tu almohada con una cuña de espuma especial para el reflujo.
Nunca duermas sobre tu lado derecho, ya que, por la posición del estómago, es más fácil que el reflujo se dirija al esófago.
De acuerdo con Harvard, el aumento de peso extiende la estructura muscular que sostiene el esfínter esofágico inferior, lo que disminuye la presión que mantiene cerrado el esfínter.
El alcohol puede aumentar la gravedad del reflujo ácido y la acidez estomacal, mientras que la nicotina relaja el esfínter esofágico inferior, permitiendo el paso del ácido.
Los expertos de Johns Hopkins Medicine apuntan que algunos alimentos ayudan a controlar y prevenir el reflujo ácido. Estos son:
- Alimentos ricos en fibra como granos integrales, vegetales de raíz, verduras verdes.
- Alimentos alcalinos con ph alto como plátanos, melones, coliflor, hinojo o nueces.
- Alimentos acuosos como apio, pepino, lechuga, sandía, sopas a base de caldo, té de hierbas.
- Remedios caseros que incluyen la leche, el jengibre, vinagre de sidra de manzana y limón con agua tibia y miel.
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