Si bien la acumulación de grasa en el cuerpo resulta ser un problema estético y un indicio de que algo está mal con nuestra dieta, los expertos aseguran que la acumulación de grasa en ciertas zonas puede originar graves riesgos para nuestra salud en general.
De acuerdo con datos de Harvard, la grasa abdominal es más peligrosa que cualquier otro exceso en el cuerpo.
Cerca del 90 por ciento de la grasa corporal es subcutánea, es decir, se encuentra justo por debajo de la piel, mientras que el 10 por ciento es grasa visceral o intraabdominal y se encuentra debajo de la pared abdominal firme y rodea los espacios entre el hígado, los intestinos y en un delantal de tejido llamado epiplón.
Si bien es una porción mínima de toda la grasa que tenemos en el cuerpo, la grasa visceral trae efectos negativos en la salud a largo plazo.
En los últimos años se ha encontrado que las células grasas viscerales o tejido adiposo son más activas que los depósitos de grasa en otras partes del cuerpo. Esta grasa es capaz de secretar hormonas y otras moléculas que tienen efectos de gran alcance en tejidos sanos.
La grasa visceral produce más proteínas llamadas citocinas, que desencadenan una inflamación de bajo nivel y es un riesgo de enfermedad cardíaca y otras afecciones crónicas como aumento de la presión arterial.
De acuerdo con los especialistas, un mayor volumen de grasa visceral está asociado con una presión arterial más alta, niveles de azúcar y triglicéridos en la sangre altos, y niveles de colesterol HDL. En conjunto, estas afecciones pueden crear un riesgo grave de diabetes de tipo II.
Una investigación encontró que las personas con más grasa abdominal presentan casi tres veces más probabilidades de desarrollar demencia y Alzheimer entre los 70 y 80 años.
En un estudio hecho por académicos de California se encontró que las personas con mayor volumen de grasa en el abdomen tienen al menos un 37 por ciento mayor riesgo de desarrollar asma que otras personas con menor volumen o cinturas más pequeñas.
Según los especialistas, la grasa puede aumentar el riesgo de asma en personas con mayor circunferencia porque tiene efectos inflamatorios en todo el cuerpo, incluso en las vías respiratorias.
Las personas con mayor volumen de grasa abdominal o grasa visceral tienen un mayor riesgo de enfermar de cáncer de mama y colorrectal, en esta última afección, está ligada a la resistencia a la insulina.
Monitorear la grasa visceral es un mecanismo sencillo para evitar enfermedades graves. Los expertos recomiendan utilizar una cinta métrica para medir la cintura al nivel de ombligo.
Ésta debe utilizarse siempre en el mismo lugar y sin tratar de sumir el estómago o aguantar la respiración.
En hombres, la circunferencia debe medir en promedio 40 pulgadas (menos de 100 centímetros) y menos de 35 pulgadas (88 centímetros) en mujeres.
La acumulación de la grasa se puede originar a través de una mala alimentación, falta de ejercicio físico e incluso por los genes, las hormonas y la edad.
Si bien hay factores que no se pueden modificar para prevenir y eliminar esta grasa, hay métodos que pueden ayudar a controlarla.
Está comprobado que el ejercicio reduce la circunferencia de la cintura. Realiza al menos 30 minutos de actividad de intensidad moderada como andar a paso ligero o andar en bicicleta.
Evita productos que estimulen la deposición de grasa abdominal, como los azúcares simples o bebidas endulzadas con fructosa.
Cuanto más fumes, más grasa almacenarás en el abdomen en lugar de repartirla en las caderas o en los muslos.
Un estudio encontró que los adultos que duermen menos de cinco horas son más propensos a acumular grasa visceral.
Las personas con más hostilidad y síntomas depresivos suelen tener más grasa visceral que subcutánea.
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