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Saltarse el desayuno, tomar café o ingerir bebidas energizantes son hábitos comúnmente asociados con una mala salud.
Tomar siestas, estar pendiente de las redes sociales y no incluir una larga rutina de ejercicio diaria no son comportamientos que uno relacionaría con una vida exitosa. Pero existe evidencia científica de lo contrario.
Saltarse el desayuno o ayunar ocasionalmente se ha vuelto una tendencia dietética apoyada por la ciencia. Un estudio publicado en mayo de 2017 demostró que ayunar cada tercer día y comer abundantemente los días restantes puede llevar a perder el mismo peso que llevar una dieta reducida en calorías todos los días.
Con moderación el café puede mejorar el desempeño de la memoria, particularmente para recordar listas de palabras e información sencilla.
Consumir solo las claras de los huevos no es necesario para controlar los niveles de colesterol o el peso. El huevo en conjunto contiene vitamina B12 y Fósforo, difíciles de encontrar en otros alimentos.
Las bebidas energéticas cargan aún con el estigma de ser dañinas por las sustancias estimulantes que poseen, pero en realidad una lata de Red Bull sin azúcar tiene menos cafeína que un café de filtro Alto de Starbucks.
Desactivar las notificaciones de tu celular puede sonar como una buena opción para prevenir la “adicción”, pero silenciarlas puede provocar más ansiedad, de acuerdo con un estudio de la Asociación Estadounidense de Psicología.
Una sesión de ejercicio corta pero intensa, incluso una de 7 minutos de duración, puede ser más benéfica para la construcción de músculo y para proteger el corazón que otras formas de ejercicio.
Tomar una siesta debería dejar de ser un comportamiento asociado con la flojera. Un estudio demostró que una siesta de 30 minutos puede regenerar tantos biomarcadores inmunológicos como un periodo de sueño de 10 horas.
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