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Los directivos del Aeropuerto O’Hare de Chicago encontraron a los jardineros perfectos. Nunca se quejan, son rápidos, hacen poco ruido, pueden trabajar muchas horas sin descanso y, por si fuera poco, su única paga es el pasto que puedan cortar. La terminal aérea, la segunda con mayor número de pasajeros en Estados Unidos, está usando a un grupo de burros salvajes, cabras y llamas para cortar su césped y arbustos.